Hace mucho tiempo que no veía una película tan aburrida, mal contada y con tal cantidad de personajes que uno no sabe qué pintan en medio de la trama: lo que se dice un potage. Lo malo es que a mí me pareció incomible. Las situaciones dramáticas (?) carecen de fuerza, y los tres protagonistas, como en toda la serie, tienen la misma expresividad que el botijo de un alfarero. En cuanto a los toques de humor, no recuerdo haber escuchado frases tan cursis desde que estrenaron Candy, Candy. Puede que si has leído la novela -no es mi caso-, las cosas estén un poco más claras, pero no parece ser así, pues, según he comprobado en muchas críticas, son precisamente los lectores de la Rowling los más descontentos con este truño monumental. Tal vez soy muy obtuso, pero yo no me enteré de nada, aunque, claro, tal vez sea porque a lo largo de dos horas y media, en la pantalla no pasa absolutamente nada. De hecho, propongo un experimento: cuando la serie de películas esté acabada, se podrá comprobar fácilmente cómo el hecho de prescindir de esta quinta entrega no influirá para nada en la comprensión de esta bastante incomprensible saga.
La peor de toda la serie con diferencia.