Mujeres fatales, cuentas pendientes, amores imposibles y el camino a la perdición. La pasión frente al deber y la integridad moral de un héroe trágico. Cine clásico en su punto álgido. Un blanco y negro impecable, un Mitchum pagado de sí mismo, hasta las cejas de acidez y cinismo; una Greer que encarna a la perfección la maldad; y un Douglas que, lejos de ser convidado de piedra, apunta maneras. Una historia sencilla, personajes casi escultóricos, diálogos ágiles, mordaces, y siempre al servicio de los actores y las situaciones. Una película redonda, de lo mejor del cine negro, del cine de cualquier género. Visión obligada y disfrute garantizado. Tremenda.