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España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
7
Ciencia ficción. Aventuras Ambientada treinta años antes que "La guerra de las galaxias" (1977), muestra la infancia de Darth Vader, el pasado de Obi-Wan Kenobi y el resurgimiento de los Sith, los caballeros Jedi dominados por el Lado Oscuro. La Federación de Comercio ha bloqueado el pequeño planeta de Naboo, gobernado por la joven Reina Amidala; se trata de un plan ideado por Sith Darth Sidious, que, manteniéndose en el anonimato, dirige a los neimoidianos, que ... [+]
9 de abril de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La saga de “Star Wars” difícilmente enganchará a gente que no gusta de monstruitos y de directores que fusionan la ciencia ficción con el cine de aventuras y de ninjas galácticos. Hay cierto público aficionado al SF al que solo interesan pelis tan “serias” como “2001” o “Solaris” (aunque se me ocurren pocas cosas más serias que gestionar un presupuesto de cientos de millones de dólares y equipos de rodaje no menos descomunales). Circulan por ahí análisis de lo más sesudos en torno a “Star Wars” que pasan por alto un aspecto primordial: que en esta serie todo es irracional; al fin y al cabo, como dice el maestro de Obi Wan, la Fuerza es puro instinto, hay que dejarse llevar por los sentimientos, no pensar. Después de todo, se trata de una religión, ¿no?
A otros nos gustan tanto las serias como las aventureras, sobre todo si vimos la original “Guerra de las galaxias” cuando contábamos con ocho o nueve años. De verdad, fue impactante, y por eso tal vez nos convertimos en pequeños fanáticos, demasiado benévolos con la familia Skywalker y el tío Lucas. Ha pasado mucho tiempo, pero nos sigue gustando, aunque nos hemos vuelto algo más exigentes, menos infantiles y quizá algo más engreídos. No es menos cierto que nuestra capacidad de sorpresa está muy lejos de la que teníamos allá por los últimos setenta.
En contra de esta película jugaron unas expectativas, estimuladas, como es lógico, por toda la parafernalia comercial de la productora, tal vez demasiado exigentes. Cuando se estrenó, intentamos juzgarla a partir del sentimiento de fascinación que nos había producido el Episodio IV en nuestra niñez. Por eso, cuando la vi en el cine, me decepcionó, no volví a sentir aquello que me había obnubilado cuando era un aspirante a padawan.
Mi opinión ha cambiado cuando la he vuelto a ver, hace unos días. Es lógico que las películas se valoren en el momento de su estreno, pero también hay que tener en cuenta la manera en la que resisten el paso del tiempo, aunque sean unos pocos años. No se han podido apreciar sus virtudes hasta que no hemos visto los episodios II y III. Ahora, no la considero tan floja como en un primer momento, todo lo contrario. Vale, sigue habiendo personajes cargantes, como el orejudo submarino. Pero el espíritu de “Star Wars” está en la película, y ninguna de las demás entregas de la saga se aproxima tanto a la estética original como ésta. Desde luego, no es la mejor de la serie, pero tampoco la peor; creo que en tal sentido destaca el anodino episodio VI, un deslavazado e infantiloide “Retorno del Jedi”, que sólo sirvió para presentar a los peluditos ewoks.
En otro orden de cosas, la delicada Natalie Portman está mucho mejor que la macarra Carrie Fisher como aristócrata sideral, aunque se echa en falta al socarrón de Han Solo y al bueno de Cheewbaca. Y el niño Anakin no resulta tan repelente visto por segunda vez.
Shinboneniná
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