Siempre estamos con las mismas: que si los personajes son planos, que si a Cameron solo le interesa el aspecto visual, que si es demasiado comercial, que si resulta inverosímil, que si aburre... Sí, sí, lo habéis leído bien: que aburre. Lo último que me quedaba por ver. Increíble, vamos. Porque, vaya, a quien le aburra una peli con cinco personas atrapadas en la gruta más profunda del mundo luchando al límite por sobrevivir no te digo ná si le da por ver una de Bela Tarr. Igual le da un ictus y la palma, vamos.

Otra cosa muy diferente, por supuesto, es que las interpretaciones sean mediocres o que el guión no dé para más. Pero tampoco daba para mucho el guión de “Buried” o “127 horas” y nadie se metió con ellas por eso. Supongo que porque Cameron nada tuvo que ver con esas dos ni fueron rodadas en 3D. Dos estigmas con los que, lamentablemente, sí habrá de trasegar la pobrecica de “Sanctum” hasta el fin de sus días.

Luego está, por si fuera poco, el tema de la profundidad o la complejidad del perfil psicológico de los personajes. Como si esta peli fuera de autor. Manda huevos. ¡Pero si es una peliculilla de aventuras! ¿Discreta? Cierto. ¿Convencional? Cierto. ¿Comercial? Cierto. Pero de aventuras, coño. Para pasar el rato. O un mal rato, para ser más precisos. Y si resulta inverosímil, mejor. Que luego dicen que la realidad supera a la ficción y eso no mola.

En fin, que ni puto caso. Que la peli es espectacular, entretenida y muy, pero que muy, digna. Y no aburre. En absoluto. Creedme.