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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
6
Thriller. Intriga Un rico industrial llamado Henrik Vanger (Sven-Bertil Taube) contrata al periodista Mikael Blomqvist (Michael Nyqvist) para que averigüe qué fue de su sobrina Harriet, que desapareció sin dejar rastro hace 40 años. Adaptación al cine de la primera parte de la trilogía "Millenium" del escritor sueco Stieg Larsson. (FILMAFFINITY)
29 de agosto de 2009
43 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me consta que no debe resultar fácil llevar a la gran pantalla un mamotreto de más de 600 páginas. Y más teniendo en cuenta de que estamos hablando del best-seller más mediático del s. XXI. Del best-seller de un tipo que no se anda por las ramas y en el que los acontecimientos se suceden vertiginosamente.

Pero empecinarse en trasladar todos y cada uno de los entresijos argumentales de la novela de Larsson al celuloide tal vez no sea la mejor opción. Y no lo es porque empeñarse en meterle al espectador entre pecho y espalda tanta información -por accesible y elemental que sea- es tan perverso y despiadado como cebar a un pato para obtener un buen foie de canard.

Total que, aunque la peli de Arden Oplev se puede ver, resulta obvio que su metraje es desmesurado (siempre he considerado que, exceptuando superproducciones y peliculones, una peli ‘standard’ no debería sobrepasar las dos horas de duración) y que esa patente incapacidad de sintetizar correctamente corrobora, en definitiva, que Arcel y Heisterberg no han estado a la altura del bueno de Stieg. Y no lo han estado porque “Millennium I” se limita a pasar deprisa y corriendo por encima de la novela del sueco olvidando que una buena adaptación cinematográfica no tiene porque ser, para nada, la mera sinopsis visual de un relato. No sé, tal vez algún café o algún cigarrillo a medias entre Blomkvist y la Salander hubieran aproximado mejor la novela de Larsson al espectador y hubieran aportado ese punto de calidez y cotidianeidad que tanto se echa de menos en la peli.

Salvaría del fiasco, eso sí, el personaje de Lisbeth Salander. No solo porque la composición que de ella hace Noomi Rapace es francamente buena, sino porque su presencia física es mucho más perturbadora y atractiva que la imagen aniñada y andrógina que yo mismo me había forjado de la Salander a través de la novela de Larsson. O sea que tranquila Lisbeth, tu imagen cinematográfica no ha salido mal parada. Y a partir de ahora, los hombres como yo te querrán y te respetarán. Por la cuenta que nos trae.

Como bien dice Rodríguez Marchante: “Está la piel, pero falta su olor”.
Taylor
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