Se agradece, y mucho, poder contemplar -de vez en cuando- un thriller que no se desarrolle en un contexto urbanita y, sobre todo, que no se haya rodado en Hollywood. Se agradece muy mucho porque los aficionados al thriller empezamos a estar hasta las mismísimas pelotas de que, una y otra vez, nos la metan doblada con peliculillas tan prefabricadas que, a los cinco minutos, ya nos han saturado la mollera con un bombardeo de “deja vu” absolutamente insoportable.

La peli de Bielinsky, sin embargo, supone un verdadero soplo de aire fresco para los devotos de este género. Pero no tan sólo porque su guión es verdaderamente original e inteligente, sino porque desarrollar la acción en un entorno rural tan alejado del mundanal ruido le confiere a la peli un look y una atmósfera tan novedosa como endiabladamente inquietante.

Lo que más me atrae de “El aura”, no obstante, es su pausadísimo ritmo y la contenida interpretación de Ricardo Darín. Un actor de mirada escrutadora y voz apenas audible capaz de convencer con un leve gesto al más escéptico de los espectadores.

Siete estrellitas, pues, para una peli que -pese a la presencia de algún que otro giro argumental considerablemente forzado- tiene el aura que pregona su título y engancha, tensiona y fascina a partes iguales. Recomendable.