Media votos
6,4
Votos
4.213
Críticas
702
Listas
12
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Taylor:
9
8,3
12.147
Drama
Kanji Watanabe es un viejo funcionario público que arrastra una vida monótona y gris, sin hacer prácticamente nada. Sin embargo, no es consciente del vacío de su existencia hasta que un día le diagnostican un cáncer incurable. Con la certeza de que el fin de sus días se acerca, surge en él la necesidad de buscarle un sentido a la vida. (FILMAFFINITY)
9 de julio de 2007
53 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá del místico insterticio que disocia la vida de la muerte, más allá de una profunda reflexión sobre nuestra propia existencia, más allá de una mordiente crítica a la inquebrantable burocracia nipona..., “Ikiru” es un conmovedor canto a la esperanza.
Kurosawa no pretende entristecernos, no pretende hacernos partícipes de ese dolor que desgarra las entrañas de Watanabe. El maestro evita profundizar en la inexorable desolación que padece todo enfermo terminal y, sin imaginarlo siquiera, suministra a futuros cineastas* la simiente necesaria para sobrecoger al espectador con un mensaje arrebatadoramente vitalista.
Hoy no tengo ganas de hablar de los aspectos técnicos de relevancia que atesora “Ikiru”. Haberlos, haylos. A montones. No es necesario ser un gafapasta para apreciarlos, pero la peli de Kurosawa me ha dejado tocado y no me apetece ser ni frío ni analítico.
Gracias, Sensei.
(*) “Mi vida sin mi”, de Isabel Coixet, podría ser un buen ejemplo.
Kurosawa no pretende entristecernos, no pretende hacernos partícipes de ese dolor que desgarra las entrañas de Watanabe. El maestro evita profundizar en la inexorable desolación que padece todo enfermo terminal y, sin imaginarlo siquiera, suministra a futuros cineastas* la simiente necesaria para sobrecoger al espectador con un mensaje arrebatadoramente vitalista.
Hoy no tengo ganas de hablar de los aspectos técnicos de relevancia que atesora “Ikiru”. Haberlos, haylos. A montones. No es necesario ser un gafapasta para apreciarlos, pero la peli de Kurosawa me ha dejado tocado y no me apetece ser ni frío ni analítico.
Gracias, Sensei.
(*) “Mi vida sin mi”, de Isabel Coixet, podría ser un buen ejemplo.