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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
9
Cine negro. Intriga. Thriller Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Harry Morgan y Eddie son dos marineros que tratan de ganarse la vida en la isla de la Martinica alquilando su barco de recreo. Pese a sus reticencias, finalmente se verán obligados a trabajar para la Resistencia. (FILMAFFINITY)
20 de marzo de 2009
53 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los títulos de crédito acojonan por sí solos: Hawks, Hemingway, Faulkner, Waxman, Bogart, Bacall, Brennan... Por momentos, me parece estar escuchando la voz del inefable Manel Vich a través de la megafonía del Camp Nou cantando la actual alineación del Barça: Alves, Puyol, Xavi, Iniesta, Henry, Eto’o, Messi... Un escalofrío de emoción me recorre el espinazo. Me arrellano en el sofá y me dejo seducir. Esta noche voy a ser presa fácil. El Barça no juega, pero no tengo dudas acerca del marcador final. Ante mis ojos se encuentra una obra maestra. Lo sé.

El equipo de Hawks arranca como un vendaval. Tantear al espectador no entra en sus planes. Las secuencias se funden unas con otras con la eficacia y la serenidad de un rondo espectacular. Con un ritmo narrativo letal. Sin prisa pero sin pausa. En pocos minutos Bogart y Brennan marcan el terreno y nos invitan a echar un trago. Y a un pitillo. Fumamos -no tan bien como ellos- y aguardamos la aparición de Lauren Bacall. Una ‘vamp’ legendaria, mítica, inmortal. Cuando ésta irrumpe, ya no hay vuelta atrás. Caemos a sus pies. Como unos pardillos. Bogey, no. Stephen es el único ser de este planeta capaz de sostener un careo con “la flaca”. El único en no enloquecer con el tremendo voltaje erótico de su contoneo. De su mirada. Los diálogos se suceden con la contundencia e inmediatez de una tormenta tropical. Lógico, estamos en La Martinica. Volvemos a prender un pitillo. Y subimos a bordo de la “Queen Conch”. Esta vez no vamos de pesca. Colaboraremos con la ‘resistance’. De vuelta, solucionaremos unos asuntillos y pondremos pies en polvorosa. O mejor no. Mejor partir nuevamente a bordo de la “Queen Conch”. Destino: Isla del Diablo. “Casablanca” planea sobre nuestras cabezas, pero nada huele a refrito. Solo a tabaco.

Y a La Martinica, claro.
Taylor
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