Si existe en la filmografía de Allen una peli que podamos catalogar como orgásmica esa es, sin lugar a dudas, “Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y no se atrevió a preguntar”. Y no porque trate sobre el siempre morboso tema del sexo ni porque —en el cómputo global de su extensa filmografía— destaque especialmente. Esta peli es incuestionablemente orgásmica porque funciona como un polvo bien echado. Y, sobre todo, bien culminado. Con un preludio atractivo y placentero, un tramo central más mecánico y redundante, y un final sencillamente apoteósico.

Y no diré más. Sólo que si os partís la caja en los cinco primeros capítulos, atornillaos bien la mandíbula en los dos últimos. Absolutamente descacharrantes. Sobre todo el último. A mi juicio, el mejor ‘corto’ de humor de la historia del cine.