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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
3
Thriller. Comedia El detective Bruce Robertson (James McAvoy) es el detective de policía más maleducado, pervertido, misántropo y adicto a las drogas y al sexo de Edimburgo. A pesar de ello, Robertson quiere un ascenso. Claramente es la persona adecuada para el trabajo; el resto de sus colegas son idiotas. Desafortunadamente, ha habido un asesinato y el jefe de Bruce quiere resultados. No hay problema. Él está al mando y cuando resuelva el caso y consiga ... [+]
10 de enero de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacer cine protagonizado por antihéroes ofrece todo un abanico de novedosas posibilidades para el valiente que se atreva a innovar con películas diferentes, que se salgan de lo convencional, y esté dispuesto a afrontar a enfrentarse con los problemas típicos de los pioneros que abren camino: las primeras decisiones pueden parecer sencillas, pero no admiten vuelta atrás y, en caso de bloqueo creativo, no hay lugares comunes a los que recurrir. Por otro lado, la gente normal que ve películas suele sentir la necesidad de identificarse con el protagonista y vivir la historia en su piel. En el caso de un antihéroe, el desafío no sólo está en conseguir que el espectador empatice con un tío malvado, sucio o lerdo sino en resolver el problema de «vale, me ha salido un personaje diferente y he captado la atención… ¿qué hago con él ahora?». Si la película va por la senda normal de los finales felices podríamos llegar a la paradoja del criminal que sale victorioso y habría que ver dónde nos coloca eso y cómo matizamos sus crímenes para que sean aceptables. Si la película conduce a que el personaje acabe mal, ¿no va a dejar mal cuerpo en el espectador?

Total, resumiendo, que es un modelo de cine en el que hay que hilar muy fino, lo que no es el caso de “Filth, el sucio”. La película va a por todas desde el principio, a puro huevo y fracasa en establecer la conexión con el espectador. El susodicho Filth es uno de esos antihéroes, un policía escocés macarra, zafio, corrupto y desaliñado que, en muchos aspectos, nos recuerda al primer Torrente. Algo más realista y menos caricaturizado, pero en la misma línea de un protagonista que representa todo aquello con lo que nunca nos identificaríamos. La diferencia es que Segura hizo gala de una gran inteligencia emocional para ir presentando poco a poco al personaje, en su mundo, asquerosidad a asquerosidad, defecto a defecto, con ocasionales muestras de humanidad, de modo que al final, si bien no nos terminamos poniendo en sus zapatos, sí le aceptamos como el colega que siempre da la nota y con el que no te puedes enfadar.

Filth, a pesar de un indiscutiblemente gran James McAvoy, cae irremediablemente mal porque durante los primeros minutos de metraje, cuando nos presentan al personaje, solo nos cuentan cosas malas y asquerosas de él. Lejos de empatizar con él, no hablemos ya de identificarnos, queremos que echen del cuerpo de policía a las primeras de cambio, que salga del plano y la película nos cuente la vida de cualquier otro personaje secundario. O que pase el tiempo en algún plano estático de algún paisaje de Edimburgo. Sus desventuras, narradas con mucho efectismo visual, a golpe de montaje eléctrico, de transgresión narrativa, de chiste gamberro y de zasca barriobajero tienen un gran ritmo y una gran puesta en escena, pero no tanta como para no seguir deseando que al personaje lo trinque la Mafia, Asuntos Internos o la Protectora de Animales y lo pongan fuera de circulación. Y todo, insisto, por culpa de un mal planteamiento del personaje del que nos termina dando lo mismo que termine bien, mal o regular.

La guerra de Torrentes, se salda, en este caso, con victoria nacional.
OsitoF
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