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Voto de OsitoF:
6
4,5
20.785
Acción. Thriller
El policía John McClane (Bruce Willis) se encuentra por sorpresa en Moscú con su hijo Jack (Jai Courtney) en el lugar y momento equivocados. Con los peores elementos de los bajos fondos rusos tras ellos y luchando contrarreloj para evitar una guerra, los dos McClane descubren que sus métodos opuestos para enfrentarse a las dificultades les pueden venir bien para aunar fuerzas para mantenerse vivos. (FILMAFFINITY)
6 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La saga de “La jungla de cristal” ha alcanzado un grado de competencia y automatización en la producción que las películas ya salen casi solas como productos de una franquicia de la que te puedes fiar para que te ofrezca noventa minutos de diversión y entretenimiento asegurados. No decepciona y sabes que vas a amortizar el precio de la entrada y de las palomitas.
El reproche que se le puede hacer es el mismo que al Circo del Sol, que todo es perfecto, todo es espectacular pero siempre es lo mismo: cambia el nombre, cambian los payasos (alguno), cambia el attrezo (poco), cambia la música (menos) pero al final sabes que van a terminar saliendo los chinos saltarines, el tío de la rueda del hámster y las chicas ultraelásticas que comen con los pies. Con “La jungla de cristal” pasa algo parecido: entras al cine con la incógnita de qué familiar de Bruce Willis tendrá problemas, donde estará ubicada la acción y cuáles serán los motivos del villano para liarla parda… pero sabes que Willis se va a ver arrastrado a una lucha que no quería, para salvar a un pariente con el que no tiene mucha relación por su vida alocada y que al final el plan del malvado se verá frustrado entre una risa icónica de Ramón Langa. Y lo disfrutas. Y LO SABES.
Esta quinta entrega se ambienta en Rusia y Ucrania, tiene más acción y quema más pólvora que la cuarta, pero es más previsible, hay más disparos y menos efectos especiales, los protagonistas (villano y familiar) son menos carismáticos, pero los chistes son igual de malos y efectivos que siempre y, en general, te quedas pegado al asiento toda la película. Se notan ciertos signos de fatiga, como lo comentado de jugar más con los tiroteos y las persecucioes que con macromaquetas y efectos especiales y el ubicarla en países del Este donde los extras son más baratos, pero con estos mimbres pueden hacer diez secuelas más con el mismo éxito.
El reproche que se le puede hacer es el mismo que al Circo del Sol, que todo es perfecto, todo es espectacular pero siempre es lo mismo: cambia el nombre, cambian los payasos (alguno), cambia el attrezo (poco), cambia la música (menos) pero al final sabes que van a terminar saliendo los chinos saltarines, el tío de la rueda del hámster y las chicas ultraelásticas que comen con los pies. Con “La jungla de cristal” pasa algo parecido: entras al cine con la incógnita de qué familiar de Bruce Willis tendrá problemas, donde estará ubicada la acción y cuáles serán los motivos del villano para liarla parda… pero sabes que Willis se va a ver arrastrado a una lucha que no quería, para salvar a un pariente con el que no tiene mucha relación por su vida alocada y que al final el plan del malvado se verá frustrado entre una risa icónica de Ramón Langa. Y lo disfrutas. Y LO SABES.
Esta quinta entrega se ambienta en Rusia y Ucrania, tiene más acción y quema más pólvora que la cuarta, pero es más previsible, hay más disparos y menos efectos especiales, los protagonistas (villano y familiar) son menos carismáticos, pero los chistes son igual de malos y efectivos que siempre y, en general, te quedas pegado al asiento toda la película. Se notan ciertos signos de fatiga, como lo comentado de jugar más con los tiroteos y las persecucioes que con macromaquetas y efectos especiales y el ubicarla en países del Este donde los extras son más baratos, pero con estos mimbres pueden hacer diez secuelas más con el mismo éxito.