Una de las carreras más desconcertantes del cine contemporáneo es la de un Adam Sandler, que empezó como cómico de culto, de esos que hacían monólogos y sketches de humor atrevido e inteligente en shows de televisión legendarios de EEUU y, tras tres o cuatro comedias serias, se pasó al chiste de sal gruesa, gamberro y soez, construyendo un personaje genérico que acabó por devorarle hasta hacerle un habitual de los razzie y de la mala baba (por una vez justificada) de los reseñadores profesionales. La de Drew Barrymore también es una carrera irregular, marcada sobre todo por sus vicisitudes personales, pero en la que destaca un éxito incontestable (casi rotundo) en la comedia romántica tanto más meritorio por cuanto salta a la vista que se debe más a un talento innato que a un físico privilegiado (o, cuando menos, no tan privilegiado en comparación con la competencia).

Así que reconozco que vi “Juntos y revueltos” con cierta aprehensión, cada escena me provocaba ansiedad esperando ver a Sandler liberarse del corsé del guion y enseñar el culo o hacer un comentario sobre olores vaginales. Pero no, sorprendentemente, para lo que venían siendo los últimos trabajos del amigo Sandler, “Juntos y revueltos” es una agradable comedia que se puede ver en familia sin más riesgo que algún chiste de pedos o de heces animales. Tal vez Adam estaba preparando su rehabilitación profesional, que parece haber conseguido últimamente con películas razonablemente serias de la mano de Netflix o tal vez Barrymore haya vuelto a hacer su magia para contener a su compañero y mantener la producción en los límites del «para todos los públicos».

Tampoco es que “Juntos y revueltos” sea una maravilla o una revolución, pero el tono se mantiene simpático toda la película, conecta algunos gags exitosos gracias a un Sandler constructivo y la parte romántica tiene su cosa gracias a una Barrymore que desprender corazones allá por donde pasa. Todo el mundo aporta lo que mejor sabe y el conjunto hace pasar un rato entretenido. No se merecía los tres Razzies que cosechó, me parece que un poco por pura rutina o porque ya ni se molestan en disimular que los antipremios los da un algortimo.