Recuerdo haber salido del cine echando pestes. Tanto porque la emisión fue defectuosa como porque la película era un timo en lo que se refiere al 3D. Vale que yo siempre he tenido dudas sobre mi capacidad para sentir la tercera dimensión en el cine (por ejemplo, nunca he sido capaz de ver las figuras que presuntamente se esconden tras “El ojo mágino”) pero harto de no percibir nada relacionado con profundidad me quitaba las gafas…¡¡¡y todo se veía normal hasta que llegaba alguna escena con bichos!!! Haber pagado tres eurazos más para 10 minutos de 3D me pareció y me sigue pareciendo inmoral.

Y encima la película me decepcionaba con cada escena que sacrificaba algo del clásico original en aras de lo comercial… y siempre a peor. Los monstruos 3D están cogidos con pinzas, encajados en el guión más por lo espectaculares que puedan resultar digitalmente que por su aportación a la historia. Algunos, como lo escorpiones, no están mal; otros, como los bichos de madera entran justito-justito; y en otros, como Medusa, son tan cutres que deberían pedir que les devolviesen el dinero.

Los dioses salen peor parados. El Zeus imperial que interpretara Lawrence Olivier (junto con las divinas Maggie Smaith y Ursula Andrés) deja paso a unos más actualizados, humanizados e intrascendentes Liam Neeson y Voldemort Fiennes. Ni rastro de las divinidades que jugaban con el destino de los hombres que nos describiera Homero… estos son personas corrientes que brillan en la oscuridad y tienen superpoderes. Supongo que los productores estarán orgullosos… eso de la mitología no hay quien se lo crea, hacía falta que vinieran ellos a poner un poco de modernidad.

Los héroes tampoco es que estén muy trabajados. Esta película coincidió con la etapa de moda de Sam Worthington (“Termination Salvation”, “Avatar” y luego esto) en la que dejó pasar la oportunidad de encumbrarse como referente del cine de acción y, aunque pone sus músculos y sus miradas de acero al servicio de Perseo, su guión no le deja un resquicio al carisma. Todo se reduce a pasar por algún trance, poner primero cara de tristeza, poner luego cara de odio y soltar una frase lapidaria: -“se acordarán de esto, lo juro” o –“juro que se acordarán de esto” o “-enviemos a esos demonios al infierno” o -“hoy vamos a cenar kraken”. Y para darle la réplica dos secundarios habituales con cara de palo que solo gruñen, cuentan chistes y gruñen chistes y dos tíos que hacen de árabes hablando raro.

Y sin embargo, a pesar de poco o nada de lo dicho es bueno, curiosamente “Furia de titanes” tiene un pase… cuando la ves en casa en 2D. Sin el cabreo por la mierda de cine y por la estafa de las gafitas, algo debe de tener la película cuando se pasa el tiempo volando, algo de maestría en la acción, la continuidad, los espectaculares exteriores y transiciones entre efectos especiales y el estilo narrativo (si no exigimos rigor ni a mitología ni a la película original, claro). Aprobado sobrado.