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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
9
Bélico. Acción. Thriller En 2003, durante la ocupación de Bagdad por tropas estadounidenses, al oficial Roy Miller (Matt Damon) y a su equipo les encargan la misión de buscar armas de destrucción masiva. Registran escondite tras escondite, a cual más peligroso, pero en vez de letales agentes químicos, descubren un elaborado plan que cambia el rumbo de su misión. Rodeado de agentes con objetivos contradictorios, Miller intenta averiguar la verdad a partir de una ... [+]
8 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Spielberg es el director que mejor cuenta una historia, capaz de hacer entretenido el vídeo de la comunión de mi sobrina, Paul Greengrass es el director más dotado para la acción trepidante, capaz de tenerte pegado al asiento retorciendo los brazos de sillón mientras ves a la niña recitando sus oraciones y bebiendo del cáliz. En mi opinión Greengrass ya es historia del cine desde el momento en que se ha universalizado el término ‘Bournizar” para referirse a esa nueva clase de héroes de acción que se mantienen dentro de los parámetros de la realidad razonable cuando se enfrentan a sus enemigos. Espías, soldados o policías que evitan las peleas o tiroteos contra decenas de enemigos a la vez, escogen posiciones de ventaja, piensan sus movimientos por adelantado - pero sin dotes clarividentes- y reciben golpes, quemaduras o disparos de los que sufren consecuencias.

En “Green Zone” Greengrass repite con Matt Damon el actor con el que empezó el universo Bourne en una trama todavía más real, muy elaborada, que nos lleva al Irak de 2003 momentos antes de la caída de Sadam y nos hace vivir toda la confusión, todo el caos del momento. Impresionante la recreación de la ciudad, del ambiente árido, polvoriento, peligroso tanto en los planos cortos como en los planos abiertos y de momentos tan icónicos como el bombardeo del palacio presidencial. De verdad que la sensación de inmersión es mejor que la de algunos videojuegos.

Pero lo mejor es que toda esa habilidad técnica está al servicio de una historia extremadamente bien orquestada que, centrada en la figura del oficial Damon, nos lleva desde los combates callejeros de su unidad de marines contra los primeros insurgentes hasta una maraña de peleas encubiertas entre organizaciones gubernamentales enfrentadas entre sí para encontrar o tapar la verdad sobre las armas de destrucción masiva. Otro punto a favor, es que se evita hacer demagogia fácil sobre dichas armas y transformar la película en un alegato anti-Bush como han hecho muchos. No pretende manipular al espectador con una u otra doctrina, sólo que pase un rato trepidante con una ficción de trasfondo real y luego que el espectador crea lo que quiera o se documente para saber más o formarse una opinión. Lo que sí es verdad es que la historia que cuenta, como pasa casi siempre con este director, es algo que pudo haber pasado perfectamente porque todos los personajes tienen un comportamiento coherente.

Y es que esa coherencia, más allá del realismo en los tiroteos, peleas y persecuciones, ese uso racional y estudiado de la tecnología empleada, los recursos humanos utilizados por cada agencia (fuerzas especiales, operativos privados, mercenarios, marines…) ya forma parte del sello de identidad de Greengrass y hace tan atractivas sus películas. Luego además la película no da un respiro y cuando lo da es porque se están explicando cosas que luego tendrán su importancia más adelante.

Muy buena. Todo lo bueno de Bourne, pero dentro de una película ‘seria’, un thriller de acción frenética y de intriga política que dá mucho más de lo esperado (que ya era mucho).
OsitoF
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