Me apuesto lo que queráis a que si mañana se le apareciera el arcángel Gabriel a Collin Firth y le dijera algo así como:
- “Collin, dime la película de tu carrera de la que más te arrepientas de haber participado y eliminaré tu presencia de ella”
El bueno de Collin no dudaría en mencionar “La última legión”, una participación de la que debe de arrepentirse por lo menos cuatro o cinco veces cada día, a la vez que reza para que ninguna televisión la emita por casualidad y le relacionen con ella (poca gente la vio en su día y no creo que nadie haga ya siquiera el esfuerzo de descargarla).


He visto películas malas, he visto películas delirantes, he visto películas malas y delirantes de gran presupuesto… Pero lo que hasta ahora nunca había visto es una película mala, delirante, con gran presupesto y capaz de engañar a un nutrido grupo de actores razonablemente conocidos de manera simultánea (Firth, Ben Kingsley, Aishwarya Rai, Kevin McKidd, John Hannah…). Estoy convencido de que de alguna manera les vendieron que iban a participar en algo tipo “Excalibur” y no se enteraron hasta el final de que habían hecho una parodia cutre de “El Señor de los Anillos”.

No sé hasta qué punto el guión es fiel a la novela homónima de Valerio Massimo Manfredi, que tampoco es que sea Pérez-Reverte o Gsibert Haefs precisamente, pero la parte histórica referida a la caída de Roma es tan rigurosa como esos “estudios” (entre comillas y en cursiva) que hablan de que Cervantes era catalán. Por otro lado, las comprensibles licencias a la hora de fusionar el entramado histórico con el ciclo artúrico no funcionan ni con la más generosa de las predisposiciones, dejando sensaciones entre el hastío y la risa.

Pero lo peor, donde la película pasa a los peores anales de los truños, es la factura técnica. Druidas mitad mago, mitad ninja, mitad José Mota; fotografía de los años 60 con decorados que abusan del cartón piedra o escenas rodadas en sitios históricos en los que se nota la reconstrucción con hormigón, bárbaros caracterizados de baratillo, romanos con disfraces de chino, una chica india vestida de pirata en el supuesto siglo V… Todo un compendio de despropósitos para una película de 2007 que parece hecha en 1967. Hacia la mitad de la película los actores parecen ya intuir el error que han cometido y pasan de poner caras o hacer como que actúan.

¿Y las peleas? ¿Qué me decís de las peleas amañadas con extras de relleno en segundo plano que se acuchillan en bucle sin terminar de morir? Nivel de truño: truño revenido. Se la pones a un niño de diez años y te mira raro como diciendo “oye que yo tengo más nivel que esto”.