“No lo llames amor… llámalo X” es lo que cabría esperar del debut como director de un chico que había desarrollado la mayor parte de su carrera como guionista de “7 vidas” y su spin-off “Aida”: un episodio de sitcom con duración y técnicas visuales de pantalla grande. De hecho, no se percibe en el tal Oriol Capel un ansia por romper moldes y salir de la zona de confort, hasta el punto de contar en su elenco con cantidad desproporcionada de ex-participantes de algunas de las series que le dieron de comer tantos años (el luisma, el frutero, la hermana del Jonathan…) y mantener esquemas de humor ya conocidos.

Hay un punto disruptivo y de mala leche en el concepto central del proyecto, queriendo coger el rebufo del conocido meme de que el cine español sólo sabe hablar de la Guerra Civil y barnizarlo de ese tono gamberro que supone (o suponía hace diez años) el mundo del porno… pero se queda sólo en eso, en la premisa inicial, en el cebo morboso y en algún gag afortunado, porque la mayor parte de los sketches son caricaturas gestuales y físicos. Además, argumentalmente, la película avanza con mucha pesadez por caminos muy conocidos en el que el porno y la guerra civil son un mero adorno o un decorado de fondo a historias de poca enjundia.

En lo meramente cómico, la película también es irregular y salvo un par de escenas bien escritas, la mayor parte de la carga humorística recae sobre los hombros de los intérpretes así que lo normal es que el espectador se ría o se deje de reir según lo alineado que esté con la gracia de unos y otros, más que por el chiste en sí. Personalmente, Julian López y el frutero me caen simpáticos y Paco León un poco cargante, pero otros espectadores pensarán otra cosa. Los grandes perjudicados son, sin duda, los actores de verdad como Javier Gutiérrez o Adriana Ozores que sufren tratando de levantar un material muy, muy ligero.

Es verdad que no parece que la intención fuera revolucionar nada o trascender, pero me deja con la duda de si esas ideas en manos de alguien más creativo hubiesen dado mejores frutos. Películas del estilo como "¿Hacemos una porno?", por ejemplo, son más anodinas y con chistes peores, pero nunca sabes que va a pasar a continuación y varias veces está a punto de cuajar un sketch memorable (aunque siempre se termine estropeando). "No lo llames amor... llámalo X" me dejó indiferente en su momento, algún momento chistoso y poco mas. Bien cebada y promocionada, promete un morbo y una osadía que luego se queda en un producto para todos los públicos, en un episodio largo de "Aida" después del telediario. No creo que gane con el tiempo.