Para los que puedan pensar que tragarme compulsivamente toda película que pasa por mis manos es un vicio inútil, que tengan en cuenta la cultura que se termina adquiriendo de la manera más insospechada. Por ejemplo, en una obra aparentemente menor como esta “Hop, un rebelde sin Pascua”, una peli de dibujos animados puramente infantil para entretener sin más a los más pequeños, entras en contacto con la iconografía popular norteamericana y conoces a uno de sus personajes míticos, el conejo de Pascua. Porque a diferencia de Halloween, que ha colonizado nuestro Dia de Todos los Santos, la Semana Santa española sigue siendo, afortunadamente, territorio de pasos y saetas y lo de los huevos de Pascua nos quiere sonar de las películas, pero no pasa de regalar figuras de chocolate en algunas regiones. En casi todo el territorio nacional, los huevos de Pascua no tienen mayor relevancia que los huevos Kinder.

Pues resulta que tuviésemos en cuenta un hipotético e inexistente ranking de personajes imaginarios, en EEUU el conejo de Pascua está al nivel, nada menos, de Papá Noel. Y precisamente eso es lo más destacable de “Hop, rebelde sin Pascua”, que sin quererlo ni proponerlo, te proporciona todo lo que necesitas saber sobre un personaje inventado que, si bien no está en España a la altura del Ratoncito Pérez o el Tío Camuñas, sí te puede hacer quedar bien en un momento dado con permitiéndote decir un par de frases sobre el tema. A ver a quién no le gustan los conejos. Luego además está el tema de que la película, que mezcla animación pura con personajes digitales interactuando con personajes reales, está bastante bien hecha en el plano técnico, el reparto se muestra cómodo, relajado y comprometido con el espectáculo y tiene momentos graciosos, sobre todo cuando sale ese villano tan inspirado que es el pollo cabrón.

No hay mucho más que decir, salvo que entretiene y hace pasar buenos momentos, aunque como es habitual, el querer ofrecer el final perfecto que deje contento a todo el mundo le fuerza a hacer sacrificios buenistas e ir por caminos convencionales justo en el momento que mejor lo estábamos pasando, cuando podría haberse perfectamente arriesgado a tomar decisiones más innovadoras y alcanzar un producto diferenciado. Colorista, optimista y vistosa, con el valor añadido de un par de sketches con David Hasselhoff que son siempre un valor seguro de frikez bizarra. Seguramente le corresponde más del 5 que le puse en un momento vital en el que las historias de animación ya me saturaban y esperaba más del cine.