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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
5
Aventuras. Acción Inglaterra, principios del siglo XIII. El 15 de junio de 1215 y, tras una dura negociación, el despótico rey Juan se vio obligado a aceptar ciertas peticiones de los señores feudales, cuyo objetivo era limitar el poder real. Así nació la Carta Magna. Sin embargo, tras reunir un fuerte ejército, Juan se negó a cumplir el acuerdo, provocando así una guerra civil: la Primera guerra de los Barones (1215-1217). El rey decidió eliminar a los ... [+]
6 de junio de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me deja sensaciones encontradas esta “Templario”. Me ha gustado como para verla por segunda vez, pero no es una buena película o, por lo menos, no tan buena como creo que podría haber sido. El planteamiento es inteligente y sitúa la acción en un momento histórico elegido con sumo acierto: la Inglaterra medieval justo después de los hechos que estamos cansados de ver una y otra vez en las mil y una revisiones de Robin Hood. En una introducción primorosa por lo bien escenificada y lo mucho que cuenta en poco tiempo, el rey Juan (hermano de Ricardo Corazón de León) es obligado por los nobles a firmar la Carta Magna en la que acepta acabar con las arbitrariedades de La Corona y someterse a las leyes. Pero, taimado por naturaleza, rehace sus fuerzas y trata de vengar la afrenta y recuperar el poder absoluto. Así pues, aunque “Templario” no presume de estar basada en hechos reales, nos lleva a una época poco trillada aportando algo de novedad y de cultura general, cosa que nunca sobra.

Por su parte, el reparto es de muy alto nivel, con algunos actores de reconocida competencia como Paul Giamatti, Brian Cox, Charles Dance o Kate Mara y otros, como mínimo, de reconocido carisma como James Purefoy y su director, el semidesconocido Jonathan English, logra una gran ambientación, tanto en lo que se refiere a reflejar la miseria general de la época como a escenificar ambientes de cierto lujo (de acuerdo a los parámetros medievales) en castillos de nobles o despachos de obispos. En conjunto, unos y otros logran momentos de mucha intensidad dramática, con algunos diálogos cargados de energía bien encauzada. La película no escatima sangrientas escenas de batalla de corte moderno, sin miedo a herir sensibilidades con casquería y amputaciones de toda clase. Así que, en principio, la película tiene todos los ingredientes del éxito…

… salvo uno de los más importantes. El equilibrio. No está bien dimensionada. La música es espantosa en sí misma y destroza el clímax de algunas escenas. El guion alterna los momentos brillantes que comentábamos antes con escenas de puro relleno. Destaca el único recurso con el que el equipo técnico parece ser capaz de hilvanar dos escenas separadas por algunas leguas de distancia: sistemáticas cabalgadas a contraluz sobre la campiña británica con música estridente y modelo Curro Jiménez. Una y otra vez, galopando hacia allí o galopando hacia allá… se agradece verdad cuando la trama se asienta y dejan de incrustar esas secuencias. Con los diálogos pasa algo parecido, se pasa de lo épico y shakesperiano a frases refritas de la saga Terminator o palabrería revisionista de lo malo que eran los Templarios en las cruzadas. Y lo peor es la sensación de que todo va de más a menos. El ritmo empieza siendo frenético y la trama parece desarrollarse en una clave política gestionada con habilidad para que el espectador permanezca atento y sin perderse con tanto nombre y tanta historia. Evoluciona a película de guerra, pero de los continuos asaltos se pasa abruptamente al tedio de un asedio en el que una componente romántica bastante sosa (por no decir cutre) hace aparecer un bajón que se prolonga durante más de la segunda mitad de la obra.

Precisamente las escenas de batalla es una de las grandes apuestas, pero se contagian del tono general descendente. Las primeras peleas, generalmente involucrando a pocos participantes, están muy bien coreografiadas y son creíbles. Poco a poco English sube el ritmo y hay que reconocer que el hombre gestiona correctamente masas relativamente grande de combatientes, logrando momentos casi comparables a “Salvar al Soldado Ryan”. Pero al abrir el plano y ofrecer espectaculares visiones del campo de batalla, también aparecen carencias. El protagonista y los especialistas principales en primer plano dan un gran espectáculo, pero a su alrededor hay figurantes sin saber que hacer intercambiando mamporros sin sentido. También hay gazapos a medida que la película sobrepasa el minutaje de batalla presupuestado, con extras que llegan a sus marcas demasiado pronto y tienen que esperar congelados a que el protagonista les mate. O protagonistas que llegan demasiado tarde y reciben tajos con espadas y hachas de goma.

En fin. Con todos sus defectos, interesante y, sobre todo, respetuosa con la inteligencia del espectador. Sin estar clara (por desconocimiento) la rigurosidad de la trama, el conjunto logra cierto aire de credibilidad, a años luz de la mierda que hizo Amazon Prime con el Cid feminista, inclusivo y ecofriendly o la nueva reinvención de la historia que parece que va a acometer con el viaje de Magallanes y Elcano. Ayer leí al tío que interpreta a Elcano, Alvaro Morte, citando a sus pollota venosa como fuente, que había quitado la componente devota de su personaje porque a él le parecía que Elcano no era muy religioso. Y se quedó tan ancho. No sé qué me jodió más, si la falta de documentación, si la soberbia de contradecir años de investigaciones sobre Elcano o que un actor, por mucha “Casa de Papel”, tenga tanto poder como para imponer a la producción lo que va a interpretar y lo que no. No me imagino a Paul Giamatti o Kate Mara diciendo que va a meter a sus personajes un par de frases animalistas porque conciben su personaje como un seguidor de Greta Thumberg. Y luego se extrañan de que la gente no vea las series “históricas” españolas ni cuando las dan gratis. Me quedo con “Templario”.
OsitoF
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