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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
5
Comedia A pesar de tenerlo todo, J. (Sbaraglia) está bajo los efectos de una gran depresión. En cambio, E. (Fernández), que no posee más que un gato, vive apaciblemente a pesar de haber tenido que volver a casa de su madre. S. (Cámara) intenta volver con su mujer (Segura) dos años después de su ruptura. G. (Darín) recurre a los ansiolíticos para intentar comprender por qué su mujer tiene una aventura. P. (Noriega) pretende seducir a una ... [+]
14 de septiembre de 2023
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No termino de decidir si “Una pistola en cada mano” peca de pretenciosa o de ambiciosa. Seguramente un poco de las dos, porque muchas veces la una conduce a la otra y la otra conduce a la una. Como en “El perfume”, donde aquel chaval dotado de un olfato sobrehumano trataba de descomponer cualquier olor en una serie de aromas básicos, identificando y sintetizando los componentes elementales de cualquier sensación olfativa, Cesc Gay cree poder destilar la esencia de la masculinidad en ocho clichés que estereotipan cualquier situación sentimental entre un hombre y una mujer, de modo que cualquier relación amorosa puede ser descompuesta en una combinación de las anteriores sin más que alterar las proporciones (un poco más de calzonazos, un poco menos de toxicidad, etc…).

El reparto es extremadamente potente porque, estructurada como está en forma de peli de episodios, cada segmento requiere de al menos un actor que soporte todo el peso durante el metraje asignado, de modo que Gay hubo que tirar de toda su agenda española y parte de la internacional para cubrir necesidades equivalentes al equipo de fútbol de una hipotética selección española de actores. No sé lo que se habrá gastado en nóminas, pero lo vale: Darín, Cámara, Tosar y demás dan interés a una serie de tramas muy desiguales (algunas simples caricaturas de la mítica Matrimoniadas, otras más trabajadas) en las que asistimos la escenificación de tópicos sobre la infidelidad, el divorcio, la paternidad o la inseguridad, el divorcio, con mucho de condescendencia y poco de rigor.

Se deja ver, gracias a su parte teatral, al trabajo de interpretación y escritura de los personajes, que cuajan diálogos interesantes por lo que dicen y cómo lo dicen, a pesar de que el conjunto nunca llega a funcionar como comedia (ni negra, ni verde, ni de la otra). Argumentalmente tampoco es que levante demasiadas pasiones, con unas conclusiones están más que cantadas desde bastante antes del ecuador de la película: sólo los hombres que aceptan que su rol de dar apoyo logístico a su pareja pueden aspirar llevar una vida conyugal razonablemente feliz y sana. Bueno, como chascarrillo de saber popular no está mal, pero Gay parece querer revestirlo de un rigor científico que hace aguas desde el mismo momento en que la película se contradice a sí misma y sólo el personaje soltero y solitario despierta empatía y parece creíble. Del resto, los que acaban emparejados no son objetivamente felices y los desparejados, aunque hacen por mostrar penuria, parecen conscientes de que han esquivado una bala y que mañana verán las cosas con otra luz.

Así pues, que “Una pistola en cada mano” alcance su propósito parece algo que cada uno va a tener que terminar juzgando. Puedo no estar muy de acuerdo con muchos de sus planteamientos o con algunas de sus conclusiones, pero creo que hace pensar y ofrece puntos de vista que pueden ser interesantes.
OsitoF
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