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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
5
Comedia El Almirante Haffaz Aladeen (Baron Cohen), un dictador antioccidental, arriesga su vida con tal de evitar el establecimiento de la democracia en Wadiya, un país norteafricano con recursos petrolíferos. Su más fiel consejero es su tío Tamir (Ben Kingsley), Jefe de la Policía Secreta, Jefe de Seguridad y Proveedor de Mujeres. Por desgracia para Aladeen y sus consejeros, Occidente ha empezado a inmiscuirse en los asuntos de Wadiya, país ... [+]
12 de abril de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Sacha Baron Cohen (aunque la firme un esbirro), escrita por Sacha Baron Cohen, con música de Erran Baron Cohen y protagonizada por Sacha Baron Cohen, sólo un milagro podría haber evitado que “El dictador” terminara siendo la comedia Cohen-style que es, una patochada de dudosa calidad y pésimo gusto. Naturalmente, hay que ser sinceros y reconocer que la película tiene momentos divertidos, pero en su conjunto no deja de ser una comedia muy floja y una película anodina que confía su suerte al grado de simpatía que te despierte la controvertida figura del humorista británico.

En mi caso hablamos de una simpatía entre cero y nada. No me gustó Borat, no le vi la gracia a Ali G. y, en general, me parece un personaje siniestro que baja la temperatura sensorial de las películas cuando aparece como personaje secundario en escenas sueltas, por lo que puedo no parecer la persona más adecuada para valorar esta “El dictador”, aunque trataré de ser tan objetivo como pueda. De entrada, es complicado buscarle sentido y estructura a una película tan a la medida de Baron Cohen donde todo empieza y acaba en él, en sus gestos, en sus chascarrillos y en sus muecas. Pero yo diría que hay tres partes claramente diferenciadas: una introducción al personaje, un desarrollo del argumento y el final.

La introducción es, sin duda, la mejor parte. La saturación de sketches y unos cameos afortunados consiguen buenas vibraciones, actuar de cebo y enganchar al espectador hacia un resto del metraje mucho más mediocre. Dicen (y es verdad) que en las relaciones de pareja un error ‘cuesta’ cinco aciertos, es decir, que compensar una cagada requiere cinco muestras de esfuerzo y contricción. Pues en el mundo del humor pasa lo contrario: el acierto con un chiste perdura un tiempo y puede compensar hasta cuatro y cinco gags desafortunados, por lo que el abarrotamiento de sketches en el prólogo (algunos brillantes, muchos mediocres) junto con intervenciones esporádicas y valientes de estrellas que se ríen abierta y groseramente de sí mismas, consiguen arrancar risas y sonrisas.

En el desarrollo, por contra, en lo que sería el meollo de la película, los chistes se diluyen en un argumento infantil y pobremente desarrollado que deja claro que una cosa es tener talento para el chiste fácil y otra muy distinta mantener la atención y el interés del espectador durante una hora. Una capacidad para la que Baron Cohen no ha demostrado dotes hasta el día de hoy. Se nota sobre todo en que Cohen, que hasta ese momento ejercía un narcisista monopolio de cámara, micro y guion, pasa a ser una comparsa en manos de secundarios, mucho más fogueados en el cine serio y capaces de estar más de quince segundos plano sin sentir la picazón por incrustar una mueca o un gesto. Farris, Norton o Kingsley se echan por pura necesidad la película a los hombros y la hacen evolucionar por situaciones de humor convencional de poco recorrido y escaso éxito mientras Cohen dice alguna grosería o pone alguna cara rara. El desenlace es el previsible aunque tiene la picardía de reservar algún recurso cómico para, sin llegar a hacerlo memorable, al menos dejar un regusto amable que endulza todo el cartón insulso que nos ha hecho tragar hasta el momento.

Claramente, comedia para amigos o admiradores de Cohen. El resto, podéis cortar pasada la primera media hora. Como consejo bonus track: no os dejéis aconsejar por críticos de cine que digan que Cohen es el heredero (o va camino de serlo) de Peter Sellers. Hay mucho desaprensivo por ahí tratando de aprovecharse de incautos.
OsitoF
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