Melodrama de apariencia mantecosa y plagado de topicazos que explota un lugar común del género como es el de la cuidadora que se enamora de su paciente incurable, aunque curiosamente no es un argumento tan artificioso como se podría pensar. Si alguien está pensando en lo improbable que es la situación y que quién se va a querer meter en líos de atarse a alguien tan dependiente, que se dé una vuelta por hospitales especializados y verá que ese tipo de relaciones no son infrecuentes, entre perfiles profesionales asociados a empatía y generosidad y unos enfermos que, muchas veces por pura subsistencia, desarrollan capacidades de manipulación. Así que tampoco es que la película sea fantasía pura.

Pero que nadie se engañe, “Antes de ti” no es un docudrama que busque visibilizar un problema o escenificar hechos reales. No juega en la categoría de “Mar adentro” (bien por ella) sino que busca tocar la fibra y conmover a través de los contrastes, alternando amor y desamor, esperanza y desesperación, alegrías y penas, comedia y drama en una mareante montaña rusa de emociones que funciona razonablemente bien en la medida de que a los pocos minutos nos olvidamos de las forzadas premisas de partida y lo conveniente que es, para las aspiraciones comerciales de la película, que la enfermera sea tan adorable como Emilia Clarke y el enfermo lo suficientemente rico como para no tener que pasar por el lado más desesperado de la tetraplejia.

“Antes de ti” se pasea por notable seguridad la tenue frontera de la frivolidad y juega bien sus cartas para que su ambiente general de optimismo no se vea como una fiesta ni elude tratar abiertamente temas éticamente complejos (sobre los que otras peliculas pasarían de puntillas) con todos los argumentos en uno y otro sentido. Es verdad que la mayor parte del metraje se encuentra impregnada de un tono de telefilm que le quita algo de caché pero es de admirar el magnetismo de Emilia Clarke para adueñarse de todos los planos en los que sale (que inteligentemente son casi todos) e iluminar la pantalla subiendo la categoría del largometraje. El final me sorprendió por su buen gusto, pensado con mucha habilidad para no ofender a nadie y, posiblemente, dejar contento a todo el mundo. No volvería a ver “Mar adentro”, pero quizás sí “Antes de ti”.