Objetivamente, es una película que no debería despertar interés superada la edad de 5 años pero por algún motivo puede tocar la fibra en un espectro de edad superior.

Nacida claramente con vocación 3D, “La casa mágica” sacrifica toda ambición narrativa en aras de un lucimiento visual de continuas secuencias construidas alrededor de encuadres y juegos de cámara que tratan de sacar partido de la tercera dimensión. Desconozco si tiene éxito porque siempre me he reconocido incapaz de apreciar el 3D - con gafas, sin gafas o en impresión de «El Ojo Mágico»-, pero ya sea porque el gatito abandonado despierta una adorable ternura o porque cierto factor X alimenta la película, el caso es que termina siendo una producción que engancha lo suficiente como para quedarse a ver cómo termina. De hecho, a pesar de que parece confirmado el fiasco del 3D, casi se puede decir que ha envejecido bastante bien.