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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
8
Thriller. Drama Madrid, verano de 2011. Crisis económica, Movimiento 15-M y millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa conviven en un Madrid más caluroso, violento y caótico que nunca. En este contexto, los inspectores de policía Alfaro (Roberto Álamo) y Velarde (Antonio de la Torre) deben encontrar al que parece ser un asesino en serie cuanto antes y sin hacer ruido. Esta caza contrarreloj les hará darse cuenta de algo que nunca ... [+]
14 de octubre de 2020
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Que Dios nos perdone” me parece tan distinta de todo lo que venía haciendo recientemente el cine español que sólo consigo catalogarla como el posible comienzo de una nueva generación. Y es que estábamos inmersos en un paradigma de hacer eso que llaman ‘cine español que no parece español’ que consiste en hacer películas con el tempo típico del cine americano, la fotografía típica del cine americana, las comedias gamberras típicas americanas, el montaje vibrante típico del cine americano… pero con actores españoles imitando las poses americanas, en localizaciones supuestamente españolas que parecen americanas y con adaptaciones al español de chascarrillos americanos. Ojo, no me quejo, mejor eso que las comedias de cuernos, películas de la guerra civil y dramas socio-familiares que me amargaron la infancia… pero echaba en falta un toque de autenticidad. De personalidad.

Sorogyen consigue ese toque en un thriller con mucha personalidad. Personalidad española para una historia atrevidamente sórdida como pocas veces (o nunca había visto). En una ciudad, Madrid, mi Madrid, nuestro Madrid, que aparece en todo su esplendor, con sus caserones antiguos del centro, sin ascensor, siempre a oscuras por los postigos echados para luchar contra el calor de Agosto, con calles en las que no han recogido la basura en días (era 2016, el Madrid de Carmena), con portalones antiguos, majestuosos y estropeados con vulgares graffiti. Un Madrid, en definitiva, que contribuye a hacer de “Que Dios nos perdone” una película creíblemente próxima. Luego está una policía dibujada tal cual es en realidad, con las licencias propias de la narración, pero sin tratar de convertirla en los clichés habituales del cine americano. Hay varios personajes y Sorogoyen les asigna a cada uno unas particularidades específicas que les hacen únicos, como pasa en la realidad, que no están todos cortados por el mismo patrón. Roberto Álamo, Luis Zahera, Antonio de la Torre… constituyen el elenco policial, con sus virtudes y defectos, que nos podemos encontrar en cualquier comisaría. Con sus intrahistorias de celos y rencillas en segundo plano, siempre aflorando cuando la trama principal necesita hacer un descanso.

Y luego está la historia, un asesino y violador de ancianas, y el momento temporal elegido para desarrollarla, la visita del papa con todo el color, barullo y confusión que eso supone a las calles de Madrid. Y un villano construido sobre un perfil psicopático muy realista y creíble, lleno de matices y soberbiamente interpretado por Javier Pereira que nos ofrece varias caras según requiere cada momento de la acción con total naturalidad. Una desasosegante interpretación a la altura de los principales. No me termina de convencer cómo se integra su personaje en la trama (ese momento en que el asesino es una entidad para convertirse en persona), pero funciona. Tampoco me entusiasman ciertos tics asignados a los protagonistas (el tartamudeo de De La Torre o la voz de sonado de Álamo no aportan nada a la historia y sólo la hacen menos inteligible) pero bueno, son decisiones.

Un películón. Voy a mojarme: ese conjunto de historia turbia e perturbadora, esa ambientación en una ciudad archiconocida, en un barrio que podría ser el tuyo, esas interpretaciones cargadas de fuerza, una trama llena de sorpresas que te lleva por caminos y giros que no ves venir para terminar en un destino sorprendente y una ejecución llena de personalidad me traen a la cabeza una obra maestra del thriller. Sí, estoy hablando de “Seven”. Sin caer en la copia descarada, hay paralelismos en cuanto a enfoque y propuesta que me hacen pensar en “Que Dios nos perdone” como una de las grandes películas españolas. Al menos, de esas que pueden sentar las bases de un nuevo tipo de cine español.
OsitoF
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