Lo complicado de hacer una película de terror con fenómenos paranormales demasiado paranormales es que, por muy chulo que pueda resultar al principio una casa encantada (por ejemplo) que te lee la mente y materializa tus peores miedos, luego la película tiene que mantener el ritmo y proporcionar un desenlace a la altura. Lo de mantener el ritmo implica, de manera genérica, ir de menos a más, por lo que empezar con el listón muy alto obliga a giros cada vez más paranormales y piruetas de guion cada vez más rocambolescas. No es imposible, pero requiere una mezcla de creatividad y mesura (para que la historia no se te vaya de las manos) que no todo el mundo tiene. Lo del desenlace, si tu trama se ha pasado varios pueblos con lo sobrenatural, es casi misión imposible. ¿Cómo convencer al espectador de que el espectro todopoderoso y aparentemente indestructible que ha acabado con cientos de incautos y/o expertos puede acabar siendo derrotado por la inocencia de un niño, por el amor puro de una madre o por un encantamiento que casualmente aparece en un cuaderno como surgido de la nada?

“Somnia, dentro de tus sueños” peca precisamente de eso, de no analizar las consecuencias de jugar con elementos paranormales atractivos, pero poco sostenibles. Hace una buena presentación del contexto y tiene momentos realmente buenos en la primera fase, manteniendo la incertidumbre de hacia dónde quiere ir, si hacia el terror convencional o hacia el expediente X, pero a medida que la máquina se queda sin combustible debe recurrir a subir el nivel de lo sobrenatural hasta alcanzar, relativamente pronto, el punto de no retorno a partir de lo cual la película oscila entre lo previsible y lo esperpéntico. Cada giro antinatural para tratar de mantener el interés y dejar a todo el mundo contento se asemeja a los esfuerzos chapoteando de alguien que no sabe nadar y se cae en una piscina: es inútil, las hipotecas argumentales pesan demasiado y tiran de la película hacia el fondo.

Con todo, a pesar de ser decepcionante en conjunto, no pasa nada por verla una vez.