Cóctel de dramas intrafamiliares, aventuras extraconyugales, amores de verano juveniles, primeros trabajos estivales, amistades insospechadas, iniciaciones y descubrimientos. También hay mucho de aceptación y de autoayuda. A pesar de todo, el guion hace casar bien los ingredientes y aunque el reparto no parezca de relumbrón, si te fijas bien, ves un montón de caras conocidas y potentes. Su concepto y sus maneras son las propias del cine independiente pero hay en ella un punto comercial que es de agradecer.

El camino de vuelta” requiere verla con ojos norteamericanos, ya que plantea situaciones y escenarios que en España se nos antojan artificiales por estar alejados de nuestras costumbres y nuestros modos. Pero sea como sea, termina conectando y lo normal es que al final se reconozcan, con independencia de las formas, ciertas verdades comunes bien contadas.