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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
8
Intriga. Thriller Años 70, en plena guerra fría. El fracaso de una misión especial en Hungría provoca un cambio en la cúpula de los servicios secretos británicos. Uno de los defenestrados es el agente George Smiley. Sin embargo, cuando ya se había hecho a la idea de retirarse, le encargan una nueva misión: se sospecha que hay un “topo” infiltrado en la cúpula del Servicio y sólo alguien de fuera puede averiguar quién es. Con la ayuda de otros agentes ... [+]
22 de marzo de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película de “El topo” es una grandísima adaptación de la novela homónima de John Le Carré, un autor que no es precisamente Matilde Asensi, Alberto Vázquez Figueroa o Ken Follet (por citar tres respetables estilos literarios distintos entre sí dentro de lo que podríamos llamar el género de los best-sellers, que nadie busque ninguna comparación oculta por favor) y cuyos libros no son accesibles a cualquiera. Sus obras ligeras requieren un esfuerzo considerable por parte del lector, las obras pesadas un esfuerzo profundo y para sus obras más controvertidas suelen hacer falta varios intentos para terminarlos.

Como a las grandes figuras, o se le ama incondicionalmente o se le odia hasta la hoguera… a grandes rasgos, sus detractores le consideran un escritor aburrido o, mejor dicho, un escritor que aburre con unas macrotramas interesantes (espías, contrabando, revoluciones…) pero que aterrizan en un hiperrealismo en la descripción, psicología y comportamiento de sus personajes que provoca un ritmo lento, sosegado, cotidiano y creíble, aunque alejado de lo que se espera de las novelas de espías. Que nadie espere héroes infalibles y villanos maléficos en las novelas de John Le Carré: ni los buenos son inteligentísimos ni los malos son estúpidos, no hay acción a raudales con persecuciones, tiros y peleas, los agentes secretos son más funcionarios familiares que seductores playboys… eso sí, el lector puede identificarse perfectamente con muchos de los protagonistas y ponerse en su piel, encontrándose con que dichos personakes sienten, piensan y actúan como él mismo haría en su situación… con John Le Carré se vive el libro, no se fantasea con él.

A mí siempre me han encantado sus libros porque te enseñan la cara oculta de los Servicios de Inteligencia que nunca aparece en las novelas o películas: la labor de ratoneo en los archivos (las cosas llevan su tiempo, el documento clave no está a la vista en el primer fichero); la tensión de la espera a que ocurran acontecimientos o que alguien cometa un error, (“espiar es esperar”, como no deja de repetir en “La Casa Rusia”); las operaciones de inteligencia no acaban con fugas espectaculares activando el gadgetocóptero (si te tienen rodeado no te queda otra que rendirte); los interrogatorios son breves y salvajes (todo el mundo termina hablando salvo que el interrogador sea tan ineficaz como para matar a su víctima), no hay héroes inquebrantables; no hay explosiones ni persecuciones, tan sólo breves intercambios de disparos; nadie está a salvo del error y nada suele acabar al cien por cien de satisfacción, muchas veces ambas partes obtienen una parte de lo que buscaban…

En fin… “El topo” (libro y película) es, como decía, uno de los clásicos de Le Carré y por tanto contiene todas sus virtudes (o defectos, según quien lo mire). Una trama enrevesada que exige el 100% de atención incluso al que se haya leído el libro, que en el fondo es una partida de ajedrez entre el MI6 y el KGB donde el juego de todas las piezas se desmenuza y muestra hasta la intoxicación informativa, sin cabos sueltos, paso a paso, conversación a conversación, personaje a personaje, con mucha más información de la necesaria dejando que el espectador tenga que separar el polvo de la paja en una agotadora, pero reconfortante, labor de encajar todas las piezas del puzzle en un ambiente rígido, frío, gélido por momentos, sin concesiones a los estereotipos glamorosos que todos tenemos en mente.

Pero es que la vida es así y la película (bravo) no hace nada por endulzarla… si Londres es oscuro y lluvioso, pues nos tenemos que mojar y deprimir, no vamos a adornarlo poniendo la acción en el Caribe soleado. El talentoso Tomas Alfredson (“Déjame entrar”, la original) genera una ambientación apropiada en la que los personajes de la novela cobran vida y nos invitan a que acompañemos a Smiley en una labor de busca y captura del traidor, como si fuésemos compañeros invisibles de Gary Oldman. Cuando Oldman pregunta, traslada nuestras preguntas a los sospechosos; cuando Hinds, Firth, Hurt… las responden, también nos responden a nosotros.

Realmente apasionante. El único motivo por el que no logró ninguno de los 3 oscars a los que estuvo nominada en 2013 es que compitió en una de los años de más calidad que recuerdo…. Hay que intentar verla.
OsitoF
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