¿Os imagináis una vida en la que pudiéseis ir al restaurante más exclusivo de Madrid/Barcelona, el portero os abriese el cordón de la puerta para que os saltéis la cola (y lo cierra detrás de vosotros), el maitre os hace la pelota, coméis unas pequeñas cagarrutas servidas en unos platos gigantescos, pagáis 500 eurazos por persona sin pestañear y luego os vais a dormir a vuestra pisazo de 300 metros en pleno centro de Madrid? Si lo que he contado resulta ser un típico fin de semana cualquiera en vuestra vida, "Sexo en Nueva York" os encantará, os parecerá verosímil y cotidiana, os dará un montón de ideas para que vuestro día a día sea más fashion y temas de conversación para cuando vayais a la sierra con Pitita, Borja y Beltrán.

De no ser así, podrá gustar a aquellos que quieran visualizar cómo sería su vida sin más preocupación por saber si ordenar sus sesenta pares de zapatos (en el típico armario de 10 metros de ancho por 2 de alto y 8 de profundidad) por su color, por orden alfabético de creador o por textura... o a aquellos fanáticos de la serie que encontrarán aquí una temporada final cuando ya creían que no volverían a saber de Carri, Charlot, la pelirroja y la zorrona que no sé como se llama.

Teniendo en cuenta que el estilo, el guión, los protagonistas, las tramas, los diálogos, todo-absolutamente-todo es exactamente igual que en la serie... pues no hay mucho más que contar. Si te gusta la serie te gustará la peli y viceversa. Absolutamente lineal, sin más sorpresas argumentales que saber en qué nuevo restaurante superelegante van a comer o de qué nuevo superdiseñador de ropa o zapatos nos van a hacer un publireportaje, diálogos sin tapujos que rozan (o traspasan) la frontera de lo soez, en fin, lo dicho, igual que la serie. Muy cuidada, sí, pero con un interés nulo para cualquiera que no sepa si Manolo Blanick trabaja el cuero policromado o la piel de ardilla monzónica.

PD: Por si no se ha notado, a mi me repatea la serie.