Una comedia que desborda tanta ingenuidad y buenas intenciones que consigue volver a su favor su simpleza argumental y estructural para que nos fijemos en lo adorable del concepto - una pareja que necesita recuperar el esperma congelado de él para conseguir su sueño de ser padres - y empaticemos con los protagonistas sin detenernos a analizar si lo que cuentan tiene un mínimo de credibilidad (ya os digo que no), si merece la pena el tiempo que se le está dedicando (discutible) o si esa sonrisa se debe a un gag exitoso o a la buena química en pantalla (a saber).

Realmente, me cuesta hasta llamarla comedia. Funciona mejor como película buenrollera, con dos protagonistas semidesconocidos en España (Munn y Schneider) que hacen un gran trabajo en sacar adelante unos personajes apenas esbozados que lo basan todo en dar una sensación de complicidad que alcanzan superando todas las expectativas. Vamos, que al final te quedas hasta el final, porque te han caído bien los personajes y quieres ver que consiguen que su deseo se haga realidad, no por unos sketches desiguales que en muchos momentos sólo bajan el ritmo.