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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
1
Drama Diana Díaz (Elsa Pataky), una ambiciosa joven que sueña con triunfar como actriz en Hollywood, está dispuesta a todo con tal de conseguirlo. Harta de trabajar sirviendo copas en una discoteca, se va a Miami, pero tampoco allí las cosas son fáciles y sólo encuentra trabajo en la grasienta cocina de un restaurante cubano. Allí, conoce a Nora (Giovanna Zacarías), una cantante aventurera con la que entabla una gran amistad, y a Robert (Luis ... [+]
11 de noviembre de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos equivocamos, yo el primero, quieres pensábamos que Didi iba a ser sólo una continuación de la Juani y que Bigas Luna iba simplemente a aprovechar el tirón para estirar uno de sus mayores éxitos (dicho sea lo de éxito como sinónimo irónico de ‘truño’). En absoluto. Completamente alejada de los tópicos del cine español en general y de su cine en particular, Bigas Luna nos reinventa el concepto de choni con pretensiones y nos perfila con notable firmeza y credibilidad cómo se puede salir de una vida de desesperanza a base de marcarse un sueño imposible (triunfar en Hollywood), abrirse de piernas y tener la suerte de cara en el momento justo. Peligroso mensaje en la época ni-ni que nos toca vivir y yo mismo me lo tomaría en serio para alertar acerca de la influencia que pueda tener en nuestra sociedad sino fuera tratado de una manera tan frívola y sin sentido que no creo que haya nadie que se la crea sin descojonarse.

Que nadie espere aquí que despelleje a Elsa Pataky. La chica hace lo que puede poniendo cara y voz a unas frases ridículas dentro de un papel infame. Ni Maryl Streep habría podido levantar un papel más estúpido que éste, que se podría resumir en:

INTRODUCCION:
Diana trabaja de camarera en un bar de copas pero claramente, a juzgar por la cola que tiene montada en la barra de la discoteca en la que trabaja, no es lo suyo. Mientras su amiga María resuelve los pedidos con eficacia, Diana no parece aclararse demasiado entre el roncola, el mojito y dar el cambio de veinte. Sin embargo, todo lo que tiene de torpe lo tiene de decidida: la niña tiene las ideas claras y mientras que María es un chocholoco que para relajarse se va de fiesta, Diana le advierte de que está tirando su vida, de que el tranquimacín no se debe mezclar con alcohol y que se va a Miami a triunfar en la interpretación. Cuesta creer cómo hay tanta cajera de DIA tirando su vida currando doce y catorce horas al día por cuatro duros cuando podrían irse perfectamente a América a hacerse famosas.

NUDO:
Los comienzos no son fáciles y Diana tiene que rebajarse a ser camarera en un local regentado por un estereotipo de chicano que solo dice, casi nunca con sentido, ‘coño’, ‘carajo’, ‘pendejo’ y combinaciones inconexas de esas palabras. Un día se le aparece la Virgen sin más y enamora a un tío que le abre las puertas de Hollywood. Tras un par de escenas de sexo bizarro, sin venir a cuento, se lía con quien no le conviene y entra en una espiral descendente en la que tiene que prostituirse con gente rara que le pide cosas raras… la clase de fetichismos que no se le ocurren a nadie más que a gente con ideas sexuales raras, la clase de cosas que, curiosamente, no cuesta imaginar a Bigas Luna pidiendo a sus actrices “por exigencias de guión”. Si no tuvo reparo en sacar por pantalla a Matilda May sacara leche del pezón, que le restrieguen dos pollas gratuitamente a Elsa o que le pongan cinta aislante en el chichi se puede considerar hasta normal.

Nuevamente, a punto de tocar fondo, se le vuelve a aparecer la Virgen de una manera más inverosímil si cabe, y de la noche a la mañana se hace famosa de verdad: se convierte en Penélope Cruz… sin, sorprendentemente, terminar de hallar la felicidad.

DESENLACE:
No daré muchos detalles. No podría aunque quisiera porque no entendí el mensaje final, suponiendo que lo hubiera. Didi vuelve a España para alargar un poco la cinta y hay un batuburrillo de escenas que parodian las promociones de películas y los programas del corazón. Cameos continuos de amigos de Bigas con reflexiones propias del “Sálvame” para denunciar sabe Dios qué y las dificultades de compaginar fama y familia, éxito y pasado.

En fin. Al final Bigas cumplió su promesa de una segunda parte de "Yo soy la Juani". Para nuestra desgracia. Con este percal, hablar de interpretación, factura técnica, ritmo, sonido, etc es perder el tiempo. Nivel de truño: el cine serio está fuera del alcance de Bigas. Basta ver la escena de las tías jugando a ver quien mea más lejos con embudos de papel. Fetichismo que roza lo enfermizo.
OsitoF
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