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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
9
Fantástico. Acción. Aventuras. Ciencia ficción El multimillonario fabricante de armas Tony Stark (Robert Downey Jr.) debe enfrentarse a su turbio pasado después de sufrir un accidente con una de sus armas. Equipado con una armadura de última generación tecnológica, se convierte en "El hombre de hierro", un héroe que se dedica a combatir el mal en todo el mundo. (FILMAFFINITY)
19 de julio de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay varios motivos por los que “Iron man” se merece un sitio de honor en la Historia del Cine de Superhéroes -yo iría más allá y diría que se merece un sitio de honor en la Historia del Cine en general, pero en fin, evitemos polémicas-. Por un lado es una película casi redonda, por no decir redonda, divertida, entretenida, que se puede ver sin problema una y otra vez... pero de eso hablaremos en un rato. Por otro lado, podría (sí, en condicional) representar el comienzo de ese terremoto en las convenciones del cine conocido que representó la aparición del Universo Cinematográfico Marvel (UCM en adelante)... de lo que también hablaremos en breve.

Pero lo que es indiscutible es que “Iron man” representa la consolidación del cine de superhéroes. La saga Spiderman de Sam Raimi había demostrado que los efectos visuales y digitales habían alcanzado el grado de madurez necesario como para llevar superpoderes y elevadas dosis de acción a la gran pantalla con un realismo convincente sin exigir generosidad a la imaginación del espectador. El Batman de Nolan reivindicó las películas de héroes como cine serio, de calidad, películas que podían ser cerebrales y frías, con mucha psicología, y personajes que no se limitaban a repartir cera mientras dan saltos en mallas, sino que están bien perfilados, tienen vicios, debilidades y dobleces. “Ironman” es un episodio cero que deja ver que el estándar que Marvel ha definido para llevar a la práctica todos los personajes del cómic que tenga a bien considerar: un protagonista de primer nivel, secundarios y villano también de primera fila, rodeados de una parafernalia visual sin complejos pero a la vez inmersos en aventuras que, con las esperables conveniencias a la hora de justificar escenas de memorables efectos especiales, dejen poco respiro al espectador y tengan cuando menos una sorpresa o un giro que no se vea venir.

“Iron man” es un episodio cero genial que explota el hecho de que no se trate de uno de los personajes más conocidos, por lo que todo suena fresco y novedoso y se puede tomar las licencias que crea convenientes sin estar sometida al foco escrutador de posibles fans escrupulosos con el tema de la fidelidad al cómic. También tiene a su favor que sea un personaje muy atractivo por el hecho de que su superpoder, realmente, no es tal, sino que se hace a sí mismo con ciencia, tecnología e inteligencia, no tiene poderes de nacimiento o adquiridos en extrañas condiciones con los que siempre cuesta más empatizar. A eso hay que sumarle el acierto de la elección de un Robert Downey Jr. que parece haber nacido para el papel y logra una comunión plena con el personaje: además del parecido físico, se lanza a la interpretación con algo parecido a un hambre que le hace comerse cada escena y emboba al espectador con su humor y chulería.

Los secundarios no le desmerecen. Terence Howard, que desgraciadamente (para él y para el espectador, pero creo que sobre todo para él) dejó la saga para aceptar un papel en un esperpéntico culebrón musical de discutible éxito llamado “Empire”, genera simpatías como su fiel amigo. Jeff Bridges, a quien no se esperaría ver en una película de superhéroes, lo borda como villano elegante. Y la encantadora Gwineth Paltrow está fantástica como fiel ayudante y amor platónico. En la dirección, el infravalorado (por lo menos hasta esta película) John Favreu sabe dejar que el talento interpretativo que tiene entre manos fluya con naturalidad y lo refuerza con efectos visuales de primer nivel que sabe mantener en segundo plano, para no diluir la trama o el trabajo de Downey, salvo en momentos de transición o de ritmo más lento en los que les cede el protagonismo para que el espectador no se aburra. Y es que realmente la historia es tan densa y tiene tantas cosas que contar en tan poco tiempo, que no necesita de efectos especiales más que para hacerla un poco más colorida. Uno de las medidas del éxito de un episodio cero de este tipo es si, cuando termina la película, el personaje ha quedado caracterizado y si son creíbles las motivaciones que le llevan a prestar servicio público en lugar de enriquecerse como haríamos muchos: ambos criterios quedan plenamente satisfechos durante la película.

Siempre quedará (por lo menos a mí) la duda de cuáles eran las aspiraciones reales de “Iron man” en el momento de su estreno. ¿Recuperar lo invertido? ¿Petarlo en taquilla y hacer una secuela? ¿Una franquicia? ¿O realmente estaba planeado que fuese la primera piedra del UCM? Personalmente, visto el tono de sus secuelas, pienso que Marvel tenía claro que iba a ser un éxito como para ir pensando en segunda y tercera partes… pero no tanto como para crear un universo a su alrededor. En cualquier caso, con “Iron man” empezó todo: la fiebre por la adaptaciones de cómics y la locura por las películas de superhéroes. Y sí, también con ella - planeado o no - empezó el UCM. Hay quien dice que empezó con el Hulk de Edward Norton, pero yo me niego a considerar esa posibilidad que, si bien cuadra cronológicamente, no hay manera de cuadrar con lo que luego fue el Hulk de los Vengadores.

Tremenda. Historia del Cine.
OsitoF
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