Carmina Barrios es la innegable madre biológica de Paco León (el Luisma de “Aida” o el que se travestía cada dos por tres de Anne Igartiburu y Remedios Cervantes en “Homo Zapping”) y María León. Digo innegable porque el parecido en cuanto a físico y a sentido del humor es de los que meten miedo.

Coincido con la crítica especializada en que “Carmina o revienta” rezuma Paco León por todos los poros, con lo que no coincido con ellos es que eso sea algo bueno. Donde ellos se llenan la boca hablando de «frescura», «originalidad», «experimento» o «diversión», yo veo un conjunto de escenas generalmente inconexas rodadas cámara en mano en plan falso documental (guau, lo nunca visto, como mucho habrá 7000 películas así) glorificando a la madre de Paco León en su faceta de buscavidas víctima del sistema, una princesa del pueblo que derrota con su conocimiento de la vida a señoritos engominados, compañías de seguros y cobradores de morosos. Y eso mientras se tira pedos, se hace caca encima, habla mal y se bebe lavativas vaginales como si fuesen Frenadol, lo que supongo que constituye la parte cómica de la película.

Habrá quien le guste ver reflejado en pantalla la ordinariez y su impostada incultura como un ejercicio de acercamiento a lo profundo de ciertas clases sociales. Me alegro por ellos, porque disfrutarán como enanos de esta obra, que no tiene nada que envidiar a las discusiones guionizadas de “Sálvame”. A mí desde luego se me hizo eterna.

Javier Cárdenas sacó a sus frikis en una película (FBI: Frikis Buscan Incordiar) y lo pusieron verde por humillar a discapacitados (o casi). Claramente Paco León cae mejor porque hace lo mismo con la friki de su madre y en su casos hablamos de «rupturismo» y le animan a hacer secuelas. En fin. Nivel de truño: ¿Carmina o revienta? prefiero mil veces reventar.