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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
5
Acción. Thriller. Comedia En esta tercera entrega de la franquicia, los policías Mike Lowrey (Will Smith) y Marcus Burnett (Martin Lawrence) vuelven a patrullar juntos para intentar derrotar a Armando Armas (Jacob Scipio), el líder de un cartel de drogas mexicano en Miami.
30 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pandemia ha provocado un curioso fenómeno en el mundo musical desbocando, de repente, la lírica de unos artistas que han sufrido de la noche a la mañana ataques de creatividad que les han llevado a todos ellos a generar simultáneamente una cantidad de arte que no se veía en España desde el Siglo de Oro. «Me despertaba y la letra estaba ahí», decía una. «Escribía la letra en el desayuno, la música en la comida, mezclaba en la merienda y para la cena ya tenía hechos los arreglos», comentaba otro. No sé. Puede que la soledad de confinamientos y restricciones atrajese a las musas o que las cuentas corrientes empezaran a menguar sin los esperables ingresos de conciertos y giras. Pero el caso es que raro es el caso de cantante que se ha tomado el confinamiento para fines puramente introspectivos sin poner a funcionar la máquina churrera de hacer discos.

Recuerdo que pensé que un fenómeno similar estaba detrás de la inesperada aparición de “Bad Boys for Life” después de tantos años, pero me extrañó porque ni Smith ni Lawrence parecen de los que viven al día y tengan que andar con prisas para sacar productos con los que comer. Además, tampoco es que la franquicia hubiese dejado huella. Más allá de que las dos entregas previas estuviesen dirigidas por un (por entonces) principiante Michael Bay, “Dos policías rebeldes” fue más recordada por sus continuos gazapos (un micrófono que se cuela en plano, una supuesta caída mortal en la que el suelo de la habitación vibra revelando que hay una colchoneta…) que por su acción descafeinada y su humor prefabricado. “Dos policías rebeldes II” sólo aportaba una factura técnica más cuidada a un género que hacía tiempo que había dado ya las mismas muestras de agotamiento que la carrera cómica de Lawrence.

Sin embargo Lawrence y Smith se dejaron caer por “El Hormiguero” para promocionar su película y dieron una versión que me encajó: hicieron esta entrega final porque les apetecía. Lo mismo fue todo una trola, que para eso son actores, pero me parecieron convincentes, tenían ganas de hacer algo juntos y dar una alegría a los fans (que seguro que los hay) de la saga. El resultado, esta “Bad boys for life”, es tan prescindible como inexplicablemente entretenida debido, seguramente, a las ganas que le ha puesto la pareja protagonista. Su química (delante y detrás de las cámaras) es innegable y, aunque ni el humor de uno ni el cliché de chulo macarra de otro sean santo de mi devoción, creen en lo que hacen y lo demuestran dentro y fuera de la pantalla.

La trama está más trabajada de lo habitual y establece sinergias con unas escenas de acción bastante vistosas y, en ocasiones, incluso creíbles. Hasta tiene sorpresas de las que quitan el habla. En término medio, su humor se puede considerar inspirado, especialmente porque, en contra de lo que cabría suponer, Martin Lawrence ha dejado de ser la mascota de Smith, el Carlton Banks objeto de bromas crueles para satisfacer las habituales y sádicas ansias de protagonismo de el Príncipe de Bel Air, y se le ha proporcionado un papel digno y adaptado a su ostentoso abandono físico. Además se les ha rodeado de algunos secundarios con roles importantes (la mujer de Lawrence, la jefa de Smith o el comisario Pantoliano) que enriquecen la película y descargan de peso a la pareja protagonista por la que también pasan los años. Me cuesta más digerir la inclusión con calzador de otros secundarios más prescindibles como una delicada Vanessa Hudgens intentando ir de dura a pesar de sus evidentes dificultades para sostener el arma, el cachas Alexander Ludwig (Bjorn ‘Piel de Hierro’ Lothbrok) haciendo de machote deconstruido o el nativo americano sabelotodo que también está en el equipo.

Sin esperarlo, estamos ante una película equilibrada que no requiere ningún esfuerzo intelectual, te arranca alguna esporádica sonrisa y te arregla una tarde aburrida.
OsitoF
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