Preguntaba el eslogan de esta película "¿podría una mujer normal amar de verdad a un enano?". Y la respuesta es no. Y no sólo eso sino que la más bondadosa de las personas a lo máximo que llegaría es a mantener una amigable distancia cargada de condescendencia.

Puede uno hacer la lectura de que Tod Browning era una bellísima persona que pretendía dignificar a esta gente apartada de la sociedad, mientras nosotros los "normales" somos esos maliciosos espectadores del circo que acuden a señalarles con el dedo y de paso saciar el morbo.

Pero resulta que Browning basa toda la potencia visual en mostrar las deformidades de estas personas, a veces de manera amable, porque creció en el mundo del circo, y otras siniestra, porque era un reputado director de cine de terror entre otros géneros. Ellos son la fuerza motriz de la película puesto que la historia es sencilla, el lenguaje cinematográfico un poquito primitivo y los actores bastante malos. Si sus imágenes no impactaran tanto, sencillamente no habría película.

Incluso puede que su intención original fuera igualar a unos y otros en un radical esfuerzo de pesimismo, puesto que los 30 minutos de metraje que se eliminaron incluían la castración de Hércules y el desmembramiento de Cleopatra.

Así que aquí estoy enfrentándome a una parte de mí que prefería ignorar y enfrascado en resolver una serie de dudas muy incómodas que no me atrevo a escribir aquí. El que haya visto "Freaks" se puede imaginar a que tipo de cuestiones me refiero.