Como si de un remake de "León: el profesional" se tratase, Dakota Fanning le roba el corazón (y cada plano que comparten) a Denzel Washington, hasta que este digievoluciona en Charles Bronson y se entrega a una cacería ultrafascista al grito de sentencias como "el perdón es entre Dios y ellos, yo les facilito la entrevista".

El calificativo de fascista no es nada gratuito, puesto que justifica la venganza, presenta Méjico como un paraíso del crimen y los dos únicos personajes inocentes son dos rubias de ojos azules, madre e hija para más señas. Lo de comenzar los títulos de crédito con dedicatoria a México D.F., "un lugar muy especial" según los creadores, lo dejaremos en muestra de humor negro. Y no me tomen por un ingenuo porque me encuentro al tanto de la cifra de secuestros y asesinatos que se producen cada año en este país, pero eso no justifica nada de lo que aparece aquí.

Por su parte Tony Scott, el terror de los epilépticos, no sólo es capaz de dejar K.O. a un tertuliano de Garci, también consigue dejar aturdido a un miembro de la generación MTV como es el que suscribe. Lo bueno es que no aburre aunque cuente en casi dos horas y media lo que se puede explicar perfectamente en hora y media.