Parecía que todo se había inventado en el cine bélico. Pues no. Un tipo cuyos dos primeros trabajos son obras maestras ("American Beauty" y "Camino a la perdición") no se iba a conformar con un refrito de género. "Jarhead" dirige su mirada a las guerras modernas -en concreto la primera de Irak y Estados Unidos-, esas que se emiten por televisión y en las que el objetivo se destruye por control remoto mientras los soldados se pudren de asco en la base.

Hay algo de "Apocalypse Now" y de "La chaqueta metálica" -más allá de dos homenajes evidentes e intrascendentes-, puesto que se describe cómo el servicio militar mina la moral de los soldados, pero esta vez no por el sinsentido de la violencia, sino por la desesperación de no entrar nunca en acción. Mendes narra con lenguaje propio y se las arregla para no aburrir en un escenario en el que no pasa nada y no se pega practicamente ningún tiro.

Por otro lado, hay una continua crítica de fondo, relativamente sútil, a la descoordinación, al tremendo derroche, al politiqueo y a la falta de moral de estos conflictos en los que incluso muchos soldados saben perfectamente que no acuden en defensa de la libertad y la justicia, sino a proteger los intereses geoestratégicos de Estados Unidos en la región.

Le falta algo de coherencia quizá, pero se trata de una película muy interesante sustentada por unas interpretaciones correctas, una buena banda sonora a cargo de Thomas Newman y una fotografía impresionante, sobre todo en las escenas en pleno desierto y tras la quema de los yacimientos petrolíferos.