Creo que las películas de animación y las de aventuras conllevan un elemento generacional insalvable. A uno casi siempre le gustan las que se hacen en su época, casi nunca las de antes. Son dos géneros especialmente susceptibles a desgastarse con el tiempo, a volverse rancios. Por eso mucho del sentido del humor y la mentalidad de esta película me resultan ajenos.

Eso no quita para que no me haya mantenido atento hasta el final:
-Por esa pareja de "cracks" que son Connery y Caine. El calificativo de magnéticos se les queda corto.
-Por el infarto que le podría provocar a cualquier apostol del buen rollo ese mensaje tan jugoso como políticamente incorrecto sobre el contacto entre civilizaciones.
-Por ese final cargado de amargura que sí que aprueba el examen del tiempo con nota.

Supongo que también me ha influido negativamente el verla doblada, porque odio el doblaje en general, y el de las películas antiguas en especial.