Denis Villeneuve acumula medallas para convertirse en el nuevo pope del “cine necesario”, ese género moderno que trata de aplacar el sentimiento de culpa occidental abordando temáticas espinosas desde una supuesta militancia ética. Cuando un director de este palo quiere explicar un problema sociológico, político o religioso en toda su complejidad, le basta con mostrarnos una sucesión de tragedias a cada cual más sobrecogedora protagonizadas por gente corriente, moliente, y sobre todo sufriente. Porque a uno le puede tocar los pinreles la premisa tramposa del guión, pero lo que hunde la película es su falso y autocomplaciente sentido crítico.

Cuando el espectáculo procede de Hollywood, los calificativos pertinentes oscilan entre “folletinesco” y “efectista”, pero “Incendies” lleva certificado de integridad incorporado y toma como referencia “La cinta blanca” (Michael Haneke, 2009) o “Hunger” (Steve McQueen, 2008), entre otros puntales del género. Así se adopta la parquedad narrativa en todos los sentidos entrecortada por espasmódicos brotes de violencia y adornada por un esteticismo que, en este caso, mezcla con aparente naturalidad el lenguaje de la publicidad y el del cine político.

Así las cosas, ¿para qué profundizar psicológicamente si puedes poner a una tipa con expresión de palo y palabras las justas que lo mismo te vale para interpretar su personaje con 16 años que con 60? ¿Para qué darle contexto a la historia, si puedes evitar toda referencia espacial, temporal e histórica? Lo olvidaba, el problema no es el director, sino de mi rematada ignorancia. Fíjense si soy tonto que ni siquiera pondría la mano en el fuego sobre cuál es la temática de la película. ¿Estarán hablando de los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes en Líbano? Amigos, eso nunca lo sabremos, porque recuerden: si es críptico, es mejor. Al menos le agradezco sinceramente a Villeneuve que no haya recurrido al típico as en la manga del plano secuencia de 8 minutos con violación en vivo y en directo, de esos tan imprescindibles para comprender el conflicto interior de los personajes, y que nada, por favor nada, tienen que ver con el sadismo y el morbo. Aunque para compensar hay varios asesinatos de niños. Algo es algo.

Luego están los Radiohead, un grupo al que podría elogiar durante horas, y esto lo digo en serio, pero que me aspen si una banda de pop-rock anglosajón liderada por un excéntrico vegano es la mejor banda sonora para semejante pastel. Más bien parecen ser el grupo favorito del dire, que los ha metido sí o sí porque cuando de vacío existencial se trata, el bueno de Thom Yorke lo mismo te vale para un roto que para un descosido.

(continúa en "spoiler" sin desvelar detalles del argumento)