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Voto de Townshend:
10
8,3
93.980
Drama. Comedia
'Cinema Paradiso' es una historia de amor por el cine. Narra la historia de Salvatore, un niño de un pueblecito italiano en el que el único pasatiempo es ir al cine. Subyugado por las imágenes en movimiento, el chico cree ciegamente que el cine es magia; pero, un día, Alfredo, el operador, accede a enseñarle al pequeño los misterios y secretos que se ocultan detrás de una película. Salvatore va creciendo y llega el momento en el que ... [+]
15 de septiembre de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cinema Paradiso es una historia que trata sobre dos temas que derivan de uno de los grandes temas de la vida (y del cine): El Amor.
Los subtemas relativos al amor que trata son la pasión por algo y la amistad.
En relación a la pasión la historia se centra en la pasión por el cine. Esta pasión es la que hace que el personaje principal, un niño llamado “Totò”, pueda contrarrestar la tristeza y la amargura por haber perdido a su padre en la guerra.
La pasión es esa llama que tenemos encendida en algún lugar en nuestro dentro nuestro que, muchas veces, quiere ser apagada por los múltiples problemas y desgracias que nos acontecen en la vida. En el momento en que se apaga esa llama se entra en ese frío y azúl estado interior llamado depresión.
Hay personas que tienen una llama tan potente que es imposible de apagar, la combustión del fuego de la pasión da como resultado una existencia alegre con muchos momentos de felicidad.
Otras personas tienen una llama que se asemeja más a una chispa que a un fuego. Cualquier nimiedad la apaga y caen en el frío y azul estado descrito líneas más arriba.
Y, por último, hay personas que tuvieron un intenso fuego en su interior pero que, por circunstancias de la vida, lo apagaron ellos mismos y no lo han vuelto a encender de nuevo nunca más.
En todo caso, nuestro protagonista “Totò” logra encender esa llama en su interior haciendo del cine el combustible vital que le lleva a vivir parte de los mejores momentos de su vida.
El mejor resumen que se puede hacer en relación a lo que quiere transmitir la película sobre esta pasión está en una frase que el gran amigo de “Totò”, Alfredo, le dice en un momento de la historia. Ésta es:
“Hagas lo que hagas ámalo, como amabas la cabina del Paradiso cuando eras niño”.
(Con una frase de la película se ha resumido lo que he intentado explicar en un porrón de líneas. Eso dice bastante a favor del guión de Cinema Paradiso (y bastante poco de mi capacidad de síntesis)).
El segundo tema que trata la maravilla que estoy reseñando es la amistad. Personalmente creo que la amistad es el sentimiento de amor más puro que hay. Y lo es porque, a diferencia del amor que los Griegos llamaba el amor del “Eros”, en el amor típico de la amistad verdadera no hay ningún sentimiento externo condicionante como puede ser atracción física. Es incondicionalidad pura y simple.
Volviendo a los tipos de amor que describieron los griegos, sería el amor de la “Philia” o del “Ágape”.
Es la historia de amistad entre Alfredo, el operador de la sala de proyección del Cinema Paradiso, y “Totò”, el niño que acaba siendo un hombre y que se forma como persona, en gran parte, gracias a la amistad con Alfredo.
No voy a pararme a escribir sobre la amistad, sólo comentaré uno de los puntos importantes de lo que para mí significa este vínculo (y que en la película se ve claramente reflejado en la escena en la que Alfredo le dice a “Totò” la frase que he copiado anteriormente).
En ese punto de la película Alfredo renuncia a uno de los pilares de su felicidad para que “Totò” pueda tener la oportunidad de vivir su pasión por el cine. Creo que ahí está la clave de toda amistad. En el hecho que un amigo de los de verdad, (ésos que escasean tanto en el mundo real), sea capaz de renunciar incondicionalmente a parte de su felicidad para poder ayudar a que otro amigo pueda conseguir alcanzar sus sueños.
(SIGUE EN SPOILER)
Los subtemas relativos al amor que trata son la pasión por algo y la amistad.
En relación a la pasión la historia se centra en la pasión por el cine. Esta pasión es la que hace que el personaje principal, un niño llamado “Totò”, pueda contrarrestar la tristeza y la amargura por haber perdido a su padre en la guerra.
La pasión es esa llama que tenemos encendida en algún lugar en nuestro dentro nuestro que, muchas veces, quiere ser apagada por los múltiples problemas y desgracias que nos acontecen en la vida. En el momento en que se apaga esa llama se entra en ese frío y azúl estado interior llamado depresión.
Hay personas que tienen una llama tan potente que es imposible de apagar, la combustión del fuego de la pasión da como resultado una existencia alegre con muchos momentos de felicidad.
Otras personas tienen una llama que se asemeja más a una chispa que a un fuego. Cualquier nimiedad la apaga y caen en el frío y azul estado descrito líneas más arriba.
Y, por último, hay personas que tuvieron un intenso fuego en su interior pero que, por circunstancias de la vida, lo apagaron ellos mismos y no lo han vuelto a encender de nuevo nunca más.
En todo caso, nuestro protagonista “Totò” logra encender esa llama en su interior haciendo del cine el combustible vital que le lleva a vivir parte de los mejores momentos de su vida.
El mejor resumen que se puede hacer en relación a lo que quiere transmitir la película sobre esta pasión está en una frase que el gran amigo de “Totò”, Alfredo, le dice en un momento de la historia. Ésta es:
“Hagas lo que hagas ámalo, como amabas la cabina del Paradiso cuando eras niño”.
(Con una frase de la película se ha resumido lo que he intentado explicar en un porrón de líneas. Eso dice bastante a favor del guión de Cinema Paradiso (y bastante poco de mi capacidad de síntesis)).
El segundo tema que trata la maravilla que estoy reseñando es la amistad. Personalmente creo que la amistad es el sentimiento de amor más puro que hay. Y lo es porque, a diferencia del amor que los Griegos llamaba el amor del “Eros”, en el amor típico de la amistad verdadera no hay ningún sentimiento externo condicionante como puede ser atracción física. Es incondicionalidad pura y simple.
Volviendo a los tipos de amor que describieron los griegos, sería el amor de la “Philia” o del “Ágape”.
Es la historia de amistad entre Alfredo, el operador de la sala de proyección del Cinema Paradiso, y “Totò”, el niño que acaba siendo un hombre y que se forma como persona, en gran parte, gracias a la amistad con Alfredo.
No voy a pararme a escribir sobre la amistad, sólo comentaré uno de los puntos importantes de lo que para mí significa este vínculo (y que en la película se ve claramente reflejado en la escena en la que Alfredo le dice a “Totò” la frase que he copiado anteriormente).
En ese punto de la película Alfredo renuncia a uno de los pilares de su felicidad para que “Totò” pueda tener la oportunidad de vivir su pasión por el cine. Creo que ahí está la clave de toda amistad. En el hecho que un amigo de los de verdad, (ésos que escasean tanto en el mundo real), sea capaz de renunciar incondicionalmente a parte de su felicidad para poder ayudar a que otro amigo pueda conseguir alcanzar sus sueños.
(SIGUE EN SPOILER)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La amistad no ha de ser un ancla que te impida avanzar en tu camino hacia la alegría, es una vela que ayuda a navegar por este mar, a veces plano y agradable y otras picado y tormentoso, que es la realidad. En el caso de Cinema Paradiso Alfredo es la vela más maravillosa que haya visto nunca en ninguna historia cinematográfica.
Además de estos dos grandes temas la película nos sumerge en otros bellos sentimientos como por ejemplo el sentimiento de haber formado parte de algún lugar. En este caso un pequeño pueblo de Sicilia donde gran parte de la vida del mismo gira alrededor de su plaza, (el loco de la plaza del pueblo me reñiría ahora mismo diciendo que no es la plaza del pueblo sino SU plaza), lugar donde está el Cinema Paradiso. Los personajes que encarnan a los habitantes del pueblo son también uno de los grandes puntales de la película. Sin apenas cobrar protagonismo individual llegas a querer a cada uno de ellos como si fuesen aquellas personas que formaron parte del entorno de la época más feliz de tu vida. Supongo que es debido a la humilde sencillez que desprenden. Mientras ves la película puedes sentir en la boca del estómago aquella sensación que puedes haber sentido si alguna vez en la vida has formado parte de algún lugar.
Ver la interacción de todos los habitantes de Giancaldo es una lección de humanidad y humildad que no sé describir con palabras. Se ha de ver para poder vivir lo que intento plasmar. (Pero la idea es que en nuestros corazones acostumbran a instalarse a vivir para siempre las personas sencillas, humildes, puras y buenas que hemos conocido alguna vez en nuestras vidas).
Giancaldo, sus habitantes y el Cinema Paradiso no son un pueblo, un conjunto de personas ni un lugar concreto. Son un dulce sentimiento que vive entre la memoria y el corazón que hace que esbocemos una invertebrada sonrisa cada vez que les recordamos.
Muchos hemos tenido en algún momento de nuestras vidas un Giancaldo, un conjunto de personas buenas a nuestro alrededor y un Cinema Paradiso que nos han hecho sentir que toda nuestra existencia tiene sentido para estar en ese lugar geográfico, con esas personas en ese sitio concreto y poder vivir momentos de perfección.
Ver la película es un ejercicio de emotividad que saca a relucir ese sentimiento que también he intentado explicar. (Pero que se explica mejor durante el metraje).
También me gustaría dar gran parte del mérito de lo que transmite la película al compositor de la banda sonora Ennio Morricone (Para mí el mejor compositor de BSO de la historia junto a Joe Hisaishi).
Bajo mi punto de vista, si me permite el símil, si una película fuese un plato de comida la banda sonora vendría a ser un condimento que hace que la degustación sea aún más sabrosa. (Ejemplos de grandes condimentos: Banda sonora de Blade Runner compuesta por Vangelis, la de Bailando con Lobos compuesta por John Barry o la de El Padrino de Nino Rota).
En el caso de Cinema Paradiso la banda sonora no es ningún condimento, es un ingrediente principal sin el cual no existiría esta delicia cinematográfica.
Ya para acabar, sin hacer Spoiler, me gustaría hacer una mención al final del film.
Para mí es el mejor final de la historia del cine.
Durante todo el metraje Tornatore, Morricone, Alfredo, Totò y los demás personajes van acumulando una serie de cargas emotivas en el interior del espectador. Cargas que detonan todas a la vez en el final generando una catarsis emotiva que hace que muchos de nosotros hayamos acabado llorando al vivir semejante momento de perfección.
Sí, llorando. Porque una de las reacciones más espontáneas al contemplar algo perfecto es la secreción lacrimal involuntaria. Lo que algunos llaman llorar.
Además de estos dos grandes temas la película nos sumerge en otros bellos sentimientos como por ejemplo el sentimiento de haber formado parte de algún lugar. En este caso un pequeño pueblo de Sicilia donde gran parte de la vida del mismo gira alrededor de su plaza, (el loco de la plaza del pueblo me reñiría ahora mismo diciendo que no es la plaza del pueblo sino SU plaza), lugar donde está el Cinema Paradiso. Los personajes que encarnan a los habitantes del pueblo son también uno de los grandes puntales de la película. Sin apenas cobrar protagonismo individual llegas a querer a cada uno de ellos como si fuesen aquellas personas que formaron parte del entorno de la época más feliz de tu vida. Supongo que es debido a la humilde sencillez que desprenden. Mientras ves la película puedes sentir en la boca del estómago aquella sensación que puedes haber sentido si alguna vez en la vida has formado parte de algún lugar.
Ver la interacción de todos los habitantes de Giancaldo es una lección de humanidad y humildad que no sé describir con palabras. Se ha de ver para poder vivir lo que intento plasmar. (Pero la idea es que en nuestros corazones acostumbran a instalarse a vivir para siempre las personas sencillas, humildes, puras y buenas que hemos conocido alguna vez en nuestras vidas).
Giancaldo, sus habitantes y el Cinema Paradiso no son un pueblo, un conjunto de personas ni un lugar concreto. Son un dulce sentimiento que vive entre la memoria y el corazón que hace que esbocemos una invertebrada sonrisa cada vez que les recordamos.
Muchos hemos tenido en algún momento de nuestras vidas un Giancaldo, un conjunto de personas buenas a nuestro alrededor y un Cinema Paradiso que nos han hecho sentir que toda nuestra existencia tiene sentido para estar en ese lugar geográfico, con esas personas en ese sitio concreto y poder vivir momentos de perfección.
Ver la película es un ejercicio de emotividad que saca a relucir ese sentimiento que también he intentado explicar. (Pero que se explica mejor durante el metraje).
También me gustaría dar gran parte del mérito de lo que transmite la película al compositor de la banda sonora Ennio Morricone (Para mí el mejor compositor de BSO de la historia junto a Joe Hisaishi).
Bajo mi punto de vista, si me permite el símil, si una película fuese un plato de comida la banda sonora vendría a ser un condimento que hace que la degustación sea aún más sabrosa. (Ejemplos de grandes condimentos: Banda sonora de Blade Runner compuesta por Vangelis, la de Bailando con Lobos compuesta por John Barry o la de El Padrino de Nino Rota).
En el caso de Cinema Paradiso la banda sonora no es ningún condimento, es un ingrediente principal sin el cual no existiría esta delicia cinematográfica.
Ya para acabar, sin hacer Spoiler, me gustaría hacer una mención al final del film.
Para mí es el mejor final de la historia del cine.
Durante todo el metraje Tornatore, Morricone, Alfredo, Totò y los demás personajes van acumulando una serie de cargas emotivas en el interior del espectador. Cargas que detonan todas a la vez en el final generando una catarsis emotiva que hace que muchos de nosotros hayamos acabado llorando al vivir semejante momento de perfección.
Sí, llorando. Porque una de las reacciones más espontáneas al contemplar algo perfecto es la secreción lacrimal involuntaria. Lo que algunos llaman llorar.