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Voto de Roberto Granda:
9
Drama Frank Galvin (Paul Newman), un maduro abogado en decadencia, es un adicto al alcohol que sobrevive gracias a pequeños y rutinarios trabajos. Un antiguo socio le recuerda el caso, todavía sin resolver, de un error médico cometido en un hospital y del que Galvin se había ocupado. No es nada fácil para él trabajar de nuevo de forma profesional, pero su tesón es tal que no tarda en averiguar que puede ganar el caso. Es entonces cuando ... [+]
19 de agosto de 2008
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para alguien poco acostumbrado a ver cine puede ser una película de juicios más. A mi me parece una obra maestra absoluta. Al fin y al cabo el director no es otro que el de Doce hombres sin piedad. Empezando por el indiscutible, Paul Newman, y el resto de los personajes: Como hablan, como miran, como callan; la profundidad psicologica del mundo que se intuye en sus actos y en sus ojos. Comenzando por el plano de apertura, vemos la sombra de algo que en un pasado pudo llegar a ser un hombre, bebiendo y jugando, en la oscuridad de cualquier antro de cualquier parte. Su vida ha perdido el norte por una traición profesional, en el ejercicio de la abogacía, y solo el horizonte de un nuevo caso puede ayudarle a redimirse. Pero le ha tocado el peor enemigo, esa fiera incontenible que es capaz de replegarse con toda su maldad: El obispado. Culpables de enviar a una mujer a un estado vegetativo de por vida, (magistral la escena en la que Newman decide ir a por todas, al comprobar en persona el lamentable estado de la mujer) han contratado al mejor bufet de abogados para darle la vuelta a la tortilla.Pero el atractivo perdedor, sabedor de que es esta su última oportunidad, no quiere dejar escapar la opción de volver a sentirse vencedor una vez más en la vida. Cuando a uno no le queda nada, la dignidad es la única tabla a la que aferrarse. Entonces aparece ella, en varios encuentros de factura impecable en el bar, y entiende su pasado, su presente y su causa. Pero la maquinaria sibilina del poder ha empezado a actuar, donde Newman descubre en una gran escena, que no fue él el único intento de soborno. A lo largo de la película, mediante esos profundos ojos azules, vamos cayendo poco a poco al interior de los sentimientos y pensamientos del protagonista, mediante una puesta en escena lenta pero firme, dura y fría como una roca, en un alarde interpretativo sin igual. La relación de la pareja es la de necesidad en época de crisis. Sus diálogos son excelentes:
- ¿Por qué eres tan dura?
-Te lo diré luego
-¿Tendremos un luego?

Fundamental verla en versión original para poder apreciar la interpretación de Newman, de las mejores de su carrera. El doblaje de ella es malísimo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Roberto Granda
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