Curiosa esta serie que, no sólo logra que acabes enganchado a la vida de un asesino en serie, sino viendo con ojos tiernos todo lo inhumano que hay en él y en sus actos.

Dexter es frío, y aunque quiere forzarse por encajar, dejar de serlo y simular que es uno de nosotros, apenas lo logra con sus torpezas. Y quizá eso es lo que hace que despierte nuestra empatía. Todos en algún momento nos hemos sentido desubicados, distintos, lejanos. Pobre Dexter, me cae simpático.

Los argumentos de la historia de fondo que está por detrás de cada crimen, mejoran con el tiempo, como el vino. La segunda temporada es mejor que la primera, y la tercera temporada es mucho más recomendable todavía que la segunda, si cabe. Para quien sólo haya visto un par de capítulos y crea que esta serie no tiene nada que aportarle, que le de una oportunidad. Hay que conocer a Dexter para sentirle cercano dentro de su lejanía, y creo que sin duda, no defrauda.