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España España · Sunset Boulevard
Voto de Cineaste:
5
Drama Luke (Ryan Gosling), un motorista que trabaja como especialista en un espectáculo viajando de una ciudad a otra, se reencuentra con una antigua y breve novia, Romina (Eva Mendes), y descubre que recientemente ella ha tenido un hijo de él, Jason. Decide entonces dejar la carretera, establecerse y trabajar de mecánico, intentar recuperar el cariño de Romina y poder cuidar de su hijo. Pero ante la falta de dinero Luke sólo ve una salida: ... [+]
25 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Derek Cianfrance nos las prometía muy felices tras su exitoso debut con la original y atrevida "Blue Valentine" (2010), y apenas dos años después rueda "Cruce de caminos", perdiendo toda la osadía en el frustrado intento de imitar aquellas historias cruzadas que Iñárritu nos trajo en “Amores Perros” (2000), Babel (2006) o “21 gramos” (2003), quedando lejos incluso de "Crash" (Paul Haggis, 2004), ya que montajes de la talla de Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994), directamente juegan en una liga superior.

En la cinta se distinguen tres historias diferentes milimétricamente separadas a lo largo del metraje, colocadas a lo largo de una irremediable caída de fuerza continua en su exposición. Si bien estaremos de acuerdo en que la primera narrativa con Ryan Gosling a la cabeza es la más poderosa de todas, el nivel de la trama va perdiendo fuelle conforme transcurren los minutos hasta desembocar en una situación tan forzada que las piezas encajan a golpe de aceptar lo que difícilmente es asumible por el espectador. La obsesión porque la película acabe siendo un círculo donde el final conecte con el inicio, unido al empecinamiento para que todo ello se convierta en un paralelismo analítico de dos frentes antagónicos unidos por varios puntos, da como resultado un film que se rompe en mil pedazos en una incomprensible correlación de fuerzas. Se puede decir que lejos de encontrarse en el mismo cruce o en el mismo camino, se pierde vagando en distintas direcciones.

Quizá por ello, terminemos la obra pensando que ha sido una lástima haber perdido la oportunidad de haber dado un buen enfoque argumental al buen trabajo de dirección en el que destacan excelentes planos secuencia respaldados por una buena fotografía. Aun así, no me van a convencer a estas alturas de que a Gosling le quedan muchos kilómetros a lomos de su motocicleta para tener algo del carisma de Peter Fonda en “Easy Rider” (Dennis Hopper, 1969) o que Eva Mendes no deja de ser una actriz mediocre. Por el medio hace aparición Bradley Cooper, porque ya sabemos que Cianfrance se rodea de actores del momento, como si fuera el padre de todas aquellas estrellas que brillan de alguna manera en el mismo instante en el que decide mirar al cielo. Porque ya saben, de tal palo, tal astilla.
Cineaste
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