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España España · Sunset Boulevard
Voto de Cineaste:
7
Drama Polonia, 1960. Anna (Agata Trzebuchowska), una novicia huérfana que está a punto de hacerse monja, descubre que tiene un pariente vivo: una hermana de su madre que no quiso hacerse cargo de ella de niña. La madre superiora obliga a Anna a visitarla antes de tomar los hábitos. La tía, una juez desencantada y alcohólica, cuenta a su sobrina que su verdadero nombre es Ida Lebenstein, que es judía y que el trágico destino de su familia se ... [+]
11 de noviembre de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pawel Pawlikowski nos aproxima a "Ida", y nos invita a sentarnos alrededor de la hoguera hipnotizados por sus palabras, que nos sumergen en las historias y el cine de un pasado que siempre fue mejor. Si "Nebraska" recuperó con acierto el blanco y negro para el 2013, la cinta polaca, en un paso más, nos estremece en el asiento al punto de imaginar que estamos en uno de los viejos cines de época. Nadie lo había conseguido en el siglo XXI.

Y es que todo lo que se cuece en la película huele a "nouvelle vague": la historia lineal del argumento, recuerda a "Mi noche con Maud" y los principios incorruptos de cada personaje. La mirada de Agata Kulezsza, refleja la imponente expresión de Anna Karina en su pupila. La sobresaliente fotografía y los silencios que hablan por si solos, nos hacen caminar a orillas del Sena con la torre Eiffel de fondo, e incluso en la escena final, puedo ver al joven Antoine Doinel corriendo hacia el mar sin escapatoria en "Los cuatrocientos golpes" de Truffaut, por lo que no puedo por más que glorificar el encomiable trabajo del director polaco deseando que nunca se termine el fuego que alimenta sus historias.

Necesario y atrevido largometraje, que tampoco tiene reparos en ahondar sobre temas espinosos en un álgido paralelismo de bohemia cinematográfica y nostalgia histórica que cada fotograma impregna de rabia con un grandilocuente impacto visual trasladándonos a las emociones más intensas. La conmoción en cada plano es tal, que terminamos sintiendo por los personajes huellas de duda, memoria, amor, odio e ira. No es ciencia ficción, pero ya sólo nos queda trazar una sonrisa nostálgica deseando una nueva fogata que nos aliente al calor de los antiguos relatos.
Cineaste
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