Pues Daniel Auteuil no tiene mucha suerte, después de ser guillotinado
en ' Lacenaire ', ahora va y tiene que sufrir los caprichos de un personaje,
escapado de un cotolengo, con el que tropieza de forma casual, al atropellar
a un perro con su excesivo Mercedes Station Wagon, pero nadie llora por él...

A partir de este momento el pequeño diablillo se le pegará como una lapa,
creándole todo tipo de problemas, para que sumados a los suyos propios
le hagan aparecer durante toda la película con cara de amargado y
bastante molesto de tener que cargar con el mostrenco de su nuevo amigo.

El tema de estas extrañas amistades ya ha sido utilizado en películas
como ' Cow-boy de Medianoche ', ' Despertares ', o incluso en ' Forrest
Gump '.

Buscando medios líricos y sensiblería fácil, al utilizar al personaje
discapacitado para dar lástima a los espectadores, el director Belga
consigue empalagar al más pintado, Luis Mariano incluido.

Es curioso como consiguen que con todos los estropicios que montan
salir siempre tan bien librados, en un país con tan mala leche como
lo es Bélgica, y no les partan la cara, con la excepción de un camionero
que sí lo hace, dejando alto su bandera nacional.

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