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Costa Rica Costa Rica · Me encantan las galletas
Voto de Javier Moreno:
2
Drama Kim Ki-duk ha rodado íntegramente en Europa su nueva película. Su cámara sigue la extraña e inquietante odisea de una joven coreana que llega a París en busca de una persona a la que tiene que seguir hasta Venecia y Avignon. Un misterioso personaje que se oculta tras una máscara antigas la sigue a todas partes y la acosa sin cesar... (FILMAFFINITY)
27 de mayo de 2013
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Siempre es intrigante y maravilloso acercarse a una expresión de Kim Ki-Duk. Tras "La isla", "El arco", "Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera", "Hierro 3" o "Samaritan girl", todas ellas de una precisión íntima que abruma, uno tiene suficientes garantías (y más que nos quedan por descubrir) para dedicarle un momento de pausa a este director.

Expectativas algo truncadas por otras críticas leídas y por el guión. Y aunque tengo mis dudas aún de la seriedad de la película, trataré de explicar qué significado tiene realizar un proyecto tan arriesgado como vacuo, tal y como vemos en los 70 minutos de "Amén".

Todo lo realiza él mismo, excepto el papel protagonista, que requería de Kim Ye-Na. La fotografía, si es que alguien cuidó de ella, el rodaje, el guión, todo. La cámara sigue a una joven que vaga por Europa, libre de equipaje, sin presupuesto y contando con la ayuda espontánea de los transeúntes. La joven busca a alguien entre las sombras, los edificios, las calles y canales. Claro está que esa búsqueda no encontrará destinatario, pues es infinita. La metáfora interminable que nos ofrece Kim Ki-Duk en todas sus obras ya es archiconocida dentro de sus seguidores.

Alguien se ocupa de subvencionar a la joven cuando ella lo necesita, depositando dinero suficiente para seguir su camino en sus manos mientras duerme o descansa en la calle. Ese ser desconocido repite su actuación con el mensaje de hacerse notar. Alguien, muy probablemente el mismo personaje, persigue a la protagonista con una máscara de gas que no dejará avistar su identidad. Toda la película transcurre así, sin cambio trascendentes. Busca, duerme, busca, anda, busca y busca. Y nosotros nos aburrimos.

Mientras miras el reloj una y otra vez, te preguntas cosas que poco tienen que ver con la película. A uno le da tiempo a preocuparse de otros aspectos que gusta de mantener alejados cuando se detiene a ver una película. Por eso, que no consiga atraer nuestra atención, creo que el surcoreano debería plantearse si esta idea ha sido trabajada como debería. Resulta muy aburrida, y no hay excusas. Cierto es que refiere a un tema recurrente dentro de la filosofía oriental, ahora también muy occidental, de la búsqueda de uno mismo a través del conocimiento interior, del desarrollo en el camino y no del destino en sí. O eso es lo que me parece a mí, humildemente, pero hay mejores modos de crear ese paradigma en el cine, y Kim Ki-Duk era el mayor exponente en ese arte, pues otras de sus obras nos maravillaron decididamente con ese mismo objetivo, y resaltaría "Primavera..." y "Hierro 3". La vida al margen del mundanal ruido, de los artificios banales, vaciándose para encontrar algo muy superior. El ciclo se cierra para ser eterno, como en sus anteriores metrajes, pero en éste no convence igual.

No creo que la pretensión fuera reírse del espectador, pero provoca una sensación parecida. Considero esta película un error de cálculo, una intención que no se ha sabido plasmar, o tal vez una idea demasiado aburrida para contar así. Así que ansío ver otra de sus obras pronto y deshacerme de este mal sabor que genera "Amén".

Ni siquiera aquellas maravillosas ciudades por las que transita parecen tan bellas como son. Una pena.
Javier Moreno
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