Gran despliegue de intenciones a las que los medios no consiguen dar soporte, una pena que ensombrece un poco el cine de este país. Pero muy buenas interpretaciones, GRANDE TOSAR.
La historia es una idea (novela) algo original pero sin más complicaciones que la dura negociación de siempre a la que se añade un problema más, hay un infiltrado que no debería estar ahí y que juega un papel demasiado principal, algo ilógico pero bien justificado.
La tensión aparece en los primeros minutos y no cesa hasta que los créditos terminan, porque incluso ahí, en la butaca, con las luces encendidas, la música sigue manteniendose arriba. Es muy difícil que aguante el nivel, pero lo consigue. El ritmo es trepidante, impresionante, nunca visto en Daniel Monzón y creo que nunca visto en cine español.
Pero los personajes quedan cobijados bajo Luis Tosar, Malamadre, que viaja de una emoción a otra con un papel que sobresale y convence desde el primer cruce de palabras, qué impresión, qué maestría. Es un actor que se enfunda un personaje y crea maravillas. Sin duda la mejor interpretación de todo este año (igual me paso, pero diría del panorama internacional).
Y bueno, que Resines está bien, y que Ammann se defiende estupendamente, pero para su pesar, bajo la sombra de Malamadre. Se repite una y otra vez la amenaza del exterior y no cambian los tópicos. Lo que más adolece es, claramente, que el guión nos muestre a un personaje tan perfecto, tan bello, que no deja que lo tejamos, lo sintamos, nos lo dan mascadito, la relación con su mujer es más que empalagosa, demasiado visto.
Buen conjunto, pero es verdad que cuando has vuelto a casa, ya no recuerdas ninguna escena, todo ha sido un sueño tenso, una historia más. No me la esperaba tan sangrienta, la verdad.