Antes de empezar a ver la película, comentó el director que se trataba de una comedia con bastante éxito en Francia, similar al que tuvo 8 apellidos vascos en España. Después de verla, creo que la similitud no es solo el éxito. Aunque los puntos de partida sean distintos, el fondo es el mismo. Romper con el tópico. En el fondo, la esencia del tópico es la lejanía, lo “desconocido”. En la cercanía, desaparece. Ambas películas recurren al amor y al humor para andar el camino. Ridiculizar lo típico de cada condición, de cada cliché, desde la relación más cercana posible, la de la pareja, contraponiéndola al mundo de lo establecido, de lo normativo casi, representado por las figuras paternas. Nada mejor que aceptar lo diferente que con humor. El que trasladan al espectador las aventuras y desventuras de los personajes, aunque alguna de ellas aporte cierta confusión, quizás por la necesidad de conducir el argumento hacia un final con cierta tensión. Dado los tiempos que corren, me parece incluso una película con cierto compromiso social. Tolerancia, amistad, comprensión. La comedia bien entendida puede ser igual de comprometida que el drama.