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Voto de Ocelot:
2
5,1
19.162
Ciencia ficción. Aventuras
El científico e inventor Alexander Hartdegen pretende demostrar que los viajes a través del tiempo son posibles. Una tragedia personal que lo ha sumido en la desesperación explica su deseo de volver al pasado. Pero la máquina de su invención, en contra de sus deseos, lo lleva al futuro, concretamente a 800.000 años después, donde descubre que la humanidad se ha dividido en dos bandos: los perseguidores y los perseguidos. (FILMAFFINITY)
1 de noviembre de 2010
90 de 119 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como dato curioso, la obra en cuestión está dirigida por todo un bisnieto del legendario escritor H.G. Wells, aspecto que si bien en un principio podría invitar al optimismo, pronto descubrimos que daría igual que el director hubiera sido Roland Emmerich por ejemplo. Y es que la película en cuestión se parece más (desgraciadamente) a la Stargate del director alemán que a la obra homónima del escritor inglés.
Al ver este filme lo primero que notas es esa desagradable sensación que sientes cuando te das cuenta de que te están tomando descaradamente el pelo. De hecho, a quien se acabe de ver esta película yo le recomiendo leer el libro, que es mucho más sano y te mostrará que "La máquina del tiempo" auténtica es una obra infinitamente más interesante que este truño que acabas de presenciar.
Para empezar, el filme se desliga totalmente de la obra original. Ello no habría supuesto ningún problema si al menos nos contaran una historia con cierta coherencia. La película elimina por completo las disertaciones del libro sobre dimensiones y cómo nos podríamos mover en una cuarta dimensión, el tiempo, igual que en su día, con aparatos como los aviones, nos conseguimos mover en otra dimensión anteriormente inalcanzable: la altura. Simplemente se dedica a mostrarnos a Guy Pearce alias Alexander "volando" en su máquina (de una asombrosa perfección de acabados por cierto, y más teniendo en cuenta que se supone que la fabricó él mismo a mano) y buscando desesperadamente una forma de evitar la muerte de su amada Emma, primero viajando al pasado y luego a un absurdo futuro lejano post apocalíptico donde el ser humano ha evolucionado en dos formas distintas: los Eloi, seres de apariencia decepcionantemente humana que tras 800.000 años de evolución no han evolucionado nada, y los Morlocks, una especie de gorilas del Planeta de los Simios que se alimentan de los anteriores y son los malos. (sigue en spoiler)
Al ver este filme lo primero que notas es esa desagradable sensación que sientes cuando te das cuenta de que te están tomando descaradamente el pelo. De hecho, a quien se acabe de ver esta película yo le recomiendo leer el libro, que es mucho más sano y te mostrará que "La máquina del tiempo" auténtica es una obra infinitamente más interesante que este truño que acabas de presenciar.
Para empezar, el filme se desliga totalmente de la obra original. Ello no habría supuesto ningún problema si al menos nos contaran una historia con cierta coherencia. La película elimina por completo las disertaciones del libro sobre dimensiones y cómo nos podríamos mover en una cuarta dimensión, el tiempo, igual que en su día, con aparatos como los aviones, nos conseguimos mover en otra dimensión anteriormente inalcanzable: la altura. Simplemente se dedica a mostrarnos a Guy Pearce alias Alexander "volando" en su máquina (de una asombrosa perfección de acabados por cierto, y más teniendo en cuenta que se supone que la fabricó él mismo a mano) y buscando desesperadamente una forma de evitar la muerte de su amada Emma, primero viajando al pasado y luego a un absurdo futuro lejano post apocalíptico donde el ser humano ha evolucionado en dos formas distintas: los Eloi, seres de apariencia decepcionantemente humana que tras 800.000 años de evolución no han evolucionado nada, y los Morlocks, una especie de gorilas del Planeta de los Simios que se alimentan de los anteriores y son los malos. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Allí es donde nuestro "prota" se hace amiguísimo de los Eloi (que al principio lo quieren tirar al río, probablemente para ver si así acaba antes la película), que por supuesto son humanos guapos y buenos como él e incluso algunos hablan mejor en inglés que William Shakespeare, y se queda a vivir en su idílica aldea construida en el desfiladero de un río. Entonces, aparecen los malos malísimos y por supuesto caníbales Morlocks, quienes cazan a algunos human..., perdón, Elois, mediante el método de lanzarles unos dardos con una especie de sustancia negra (que tienen un efecto totalmente nulo en sus víctimas) y se llevan a la nueva amiguita de Guy Pearce. Por supuesto, los Morlock no soportan la luz, pero en esa escena parece que hacen una excepción atacando durante el día. Por otra parte, nuestro protagonista, que no está para nada de acuerdo en que le quiten por enésima vez a su novia, va con el niño (presumiblemente para usarlo como cebo) a la guarida de los Morlocks, a la que se accede por una puerta con forma de calavera de los Iron Maiden (lo cual es una perfecta alegoría de que las razas evolucionan, pero la buena música prevalece). Allí, tras pasearse durante una hora como Pedro por su casa por una cueva infestada de Morlocks (nótese que la cueva posee iluminación natural cortesía de Endesa, Guy no lleva ni una triste antorcha), finalmente es descubierto cuando se pone a gritar como una Spice Girl por la cueva (cosa que enfurece sobremanera a los Morlocks, amantes del buen heavy) y tras caerse en el vertedero municipal de restos humanos. Tras eso, es llevado ante el jefe de los Morlocks, una especie de elfo jorobado (pésimamente interpretado por Jeremy Irons, aunque el personaje tampoco le daba para mucho, todo hay que decirlo) que le da al profesor Alexander la opotunidad de irse; eso sí, sin la chica, que por mala suerte para ella cumple el estereotipo de belleza morlock y el líder la necesita para fabricar más jefes para la tribu. Entonces, tras una estúpida lucha a bordo de la máquina del tiempo (y una visión del futuro en la que podemos ver que los Maiden han llenado de calaveras heavys la faz de la Tierra), Alexander y la chica huyen, no sin antes encajar un reloj en los engranajes del artefacto, lo que por supuesto provoca una explosión nuclear que extingue a todos los morlocks del mundo mundial pero no mata a ningún Eloi de los buenos.
Conclusión: estoy más que seguro de que el propio H.G. Wells daría lo que fuera por haber podido viajar al futuro a detener el estreno de esta nefasta película.
Conclusión: estoy más que seguro de que el propio H.G. Wells daría lo que fuera por haber podido viajar al futuro a detener el estreno de esta nefasta película.