No es fácil valorar una película de un género como el western cuando se mezcla con la comedia, el resultado puede ser a menudo lamentable. Teniendo en cuenta la línea argumental, de haberse llevado de otra manera, con la ortodoxia que todos conocemos, no creo que la película hubiera estado mal tampoco. Aparece un protagonista más chulo que nadie en un pueblo, aparecen malos, una chica por en medio, tiros por aquí, algún galope y más de un muerto (nunca el protagonista)... Dicho así, si apareciera Wayne como el susodicho protagonista chulo, quizás un Eastwood, un granuja tipo Lancaster o quienes sean, la película no se apartaría del tipo común que todos hemos visto. Sea por lo que sea, George Marshall arriesgó y le dio un toque de comedia nada malo, apoyándose enteramente en Glenn Ford, y dejando que uno de los malos fuera Leslie Nielsen (cuanto menos es curioso que en un western-comedia Nielsen haga de malo, ni él se imaginaba entonces cómo se desarrollaría su carrera...)

El intento es más digno de lo que me esperaba, el humor que aparece no es para no parar de reír, de hecho confesaré que apenas habré hecho una sonrisilla, pero Glenn Ford me ha convencido y el hecho de que dure apenas 80 minutos favorece que entre bien. No hay demasiados tiros, muy poca mala leche en el bando de los malos y una MacLaine que apenas aporta algo de interés, es decir, lo tiene todo para ser rajada por la mayoría, sin embargo a mí me ha entrado bien, por algo será.