Sorprende encontrarse con una película española de tanta calidad realizada en unos años que como poco eran grises a nivel cultural. Nieves Conde era un hombre afincado al falangismo, y eso es algo que tampoco tiene que sorprendernos, todos nos podemos imaginar que estabas obligado a formar parte del equipo de la camisa azul si querías tener aspiraciones de desarrollar tus inquietudes artísticas. Lo que es doblemente sorprendente (y gratificante) es que después de "Surcos", una maravillosa excepción para la década de los 50, la misma persona sea capaz de ofrecer una segunda excepción de buen cine, cuatro años después, con esta ejemplar realización de cine negro de cabo a rabo. Es el mismísimo Hitchcock pero en español, asombroso, original, atizando con una formidable intriga, imaginativo y tremendamente sugestivo.

La vena española, castiza o como sea, tenía que aparecer y claro, esas chicas disfrazadas de banderilleras ahí queda, para plena satisfacción de buena parte del pueblo. Por suerte para nosotros, conciencias del siglo XXI, queda una trama espeluznante, un Arturo de Córdova sublime y un final portentoso. No destriparé nada de la trama aquí, sólo indicaré que el final me ha acabado de ganar definitivamente. Y antes, el uso de dos flashbacks de forma acertadísima, la correctísima dosificación de la información, manteniendo el pulso de una intriga que crece y crece mientras me pellizcaba (y me pellizco aún ahora, ¿será verdad?, ¿este peliculón lo firma un falangista en la década de los 50?)... Y finalmente me quito el sombrero, a parte de Buñuel, de Bardem y Berlanga (las tres "B") habrá que colocar a José Antonio (Nieves Conde), y es que vista desde todos los ángulos, "Los peces rojos" es un peliculón.