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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
10
Drama Invierno de 1943. Durante la ocupación alemana de Francia, en un internado católico para chicos, Julián, un muchacho de trece años, queda impresionado por la personalidad de Bonnet, un nuevo compañero que ingresa en el colegio después de iniciado el curso. (FILMAFFINITY)
25 de febrero de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Suscribo todo lo que se ha dicho sobre "Adiós, muchachos" respecto a su contenido emotivo, algo que no ha de extrañar dado el terrible escenario en el que se enmarca la película. Decir que se trata de una película que me ha emocionado es quedarme corto, debería escribirlo mil veces para que fuera exacto con el ajetreo que he sufrido. A la tensión del contexto, Louis Malle suma dos protagonistas que se encuentran en la edad más crítica del ser humano, esa adolescencia que los sitúa en tierra de nadie, han dejado atrás la niñez pero no del todo, intentan ejercer de adultos pero no lo son. Pese a sus gamberradas, pese a sus travesuras y sus desvaríos, a mí me transmiten ternura. Así que el drama está servido y Louis Malle lo ejecuta de forma extraordinaria, sin pasarse en sensiblería pero emocionando a raudales.

Más allá del final de la película, portentoso e inolvidable, debo confesar dónde he encontrado su valor preciso (y precioso): más en la historia que hay detrás de su director y en sus razones para llevar a cabo la realización de "Adiós, muchachos" que en la propia película. La huella autobiográfica es innegable, pero lo que la hace especial es el hecho de que el pasado de Louis Malle muy probablemente no fue como nos lo enseña. Por lo visto esos dos muchachos, Julian y Bonnet en la película, aunque se conocieron no llegaron a intimar, es decir, ni por asomo fueron amigos en realidad. Louis Malle vivió la dura realidad que filmó en su película, eso es cierto, varios niños judíos se escondían en el colegio en el que estaba internado en el invierno de 1943 y él presenció el arresto de todos ellos. Esos lamentables hechos fueron presenciados por Louis Malle y 40 años después el dolor por haber sido testigo permanecía dentro de él.

¿Dónde está la grandeza de "Adiós, muchachos"? Para mí esa interpretación de Malle de los hechos, sus propios hechos, hace que la película sea una maravilla absoluta porque a través del cine inventa un pasado y rinde homenaje a ese muchacho judío. No fueron amigos probablemente y eso le dolía, lo llevaba dentro como carga permanente y de ahí el homenaje que supone esta película. El ángulo a través del cual he percibido y sentido la película cambia porque ya no son hechos autobiográficos, es algo más profundo, es lo que Malle hubiera querido que pasara y esto es, una bonita amistad adolescente. Esa es la verdadera magnitud del cine y del arte, tantos años después una persona a través de la cámara encuentra satisfacción.

La historia que hay detrás de Malle y su película hacen mejor la propia película, pero eso es un juicio de valor muy personal, habrá quien encuentre en "Adiós, muchachos" más de lo mismo. Yo sólo puedo asegurar que la emoción que me ha producido la hace extraordinaria y sobre todo saber que es una mirada atrás tan bien intencionada de su director.

Esta crítica va dedicada a un usuario de FA, él sabrá quién es si lo lee. No podía hacer menos que agradecerle su fundamental aportación.
Luisito
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